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viernes, 23 de septiembre de 2022

DESTIEMPO (Caracas 2002, Sheikong)

 


En una tarde fría, la vieja cafetería estaba atestada de gente y el ruido era ensordecedor, corría el mes de diciembre y la celebración navideña con sus ofertas y platillos alborotaban al vecindario. En una mesa del fondo ellos estaban por vivir un momento más, en el mismo sitio, el mismo café pero con diferente propósito, ya no hay nada más que decir y en este punto sólo una cosa puede suceder.  Él no la miraba a la cara pues sabía para qué fue citado allí, los nervios le llevaban a chasquear en ambas manos con sus índices y pulgares, lo hacía coordinado como si al hacerlo pudiera detener el tiempo o cambiar su destino. Una vieja costumbre que nunca dio resultado.

-Esta es la conversación que tanto evitaste ¿Recuerdas?

-La esperaba, pero... ¿Debe ser ahora?

-Lo he pensado tanto y creo que es lo mejor para todos.

-Sé lo que vas a decir, ahórratelo y ahórrame la vergüenza, ni sabré como despedirme.

-No digas eso, sabes que te quiero, ¿Lo sabes…verdad?

-Me quieres pero no soy suficiente, yo prefiero no hablar de esto, si puedes envíame un correo en unos meses, un día lo leeré y así estará bien.

-Tú eres lo que toda mujer sueña, alguien maravilloso, lo digo en serio.

-Hoy no me interesa escuchar eso, prefiero hacerme un lugar a tu lado.

-Pero tu sabías las condiciones cuando nos conocimos, nunca te lo oculté, lo sabias.

-Sí, así es. ¿Cómo negarlo?

-Te falta poco, cuando puedas ofrecer estabilidad tendrás a quien quieras.

-Me causa gracia eso, la que no sabe algo eres tú: Te aprecio profundamente.

-Lo sé, no tienes que decírmelo, ya me lo has demostrado, pero debo buscar lo mejor, cautivas de entrada, pero acá nos separamos. Además no puedo perder el tiempo. Por cierto ¿Qué tanto necesitabas para sentirte bien?  ¿Para sentirte querido?

-Si me haces esas preguntas es que no has entendido.

-Sólo quería saberlo, sólo eso.

-¿Allá te cuidan?

-No preguntes eso, todo es maravilloso. Estoy honrada de verdad. Estás siempre tan pendiente de cuidarme, me siento tan protegida cuando estas cerca.

-Pero volvemos al mismo punto, no tengo lo que se requiere, dímelo.

-Al menos no en mi caso, como quisiera haberte conocido hace unos años o en otra situación, todo sería tan diferente, me tendrías para tí.

-Claro, y para concluir ¿Qué me dirás?

-Que te extrañaré cada mañana, tus mensajes, tus ganas, tu admiración, todo aquello que creí nunca merecer.

-Voy a extrañar tu café y tus locuras, muchísimo.

-Lo sé, eres la única persona que ama mi café, sé que hay mejores pero como nunca has sido objetivo, lo tolero.

-Ahora peco de poco objetivo, te he amado como nadie y yo pensé que lo entendías.

-Por favor, no volvamos a ese punto, quiero seguir contando contigo, eres muy importante en mi vida, quiero que estés.

-¿Qué debo hacer ahora? ¿Agradecerte el gesto?

-Sigue tu vida, alguna afortunada se va a tropezar contigo y sentiré un gusto, también envidia por cierto.

-Eso ya sucedió y mira como resultó.

"En lo que creemos es amor hay un tiempo que peca de hermoso justo al comienzo, cuando nos maravillan todos los detalles, lo que hace y deja de hacer, lo que dice y lo que calla, lo que oculta para no horrorizarnos. Así deberían permanecer congelados los amores, en su etapa temprana, pueril, incauta. Daríamos la vida si fuese preciso y de hecho lo hacemos en una suerte de desgaste que no advertimos y que no podemos detener. Todo lo demás depende del mundo y su insanidad, sus reglas, formas y maneras. Erramos al no permear nuestro amor intranquilo antes los embates de lo formal, pero al final de cuentas ¿Quién adivina el futuro? En esos momentos tan intensos, nos lanzaríamos por un acantilado tomados de la mano sin pestañear ¿O no?"

-Debo irme ya, no quiero llorar o seguir hablando acerca del mismo tema ¿Si?

-Claro, pero ¿Te puedo pedir un último favor?

-Que dramático como siempre, pero sí, cuéntame.

-Permite que yo salga primero, si te veo ir no sabría ni cómo resolverlo, por favor.

-Te puedo llevar, si gustas,estamos cerca y parece que va a llover, siempre llueve a esta hora por las tardes.

-Gracias, pero prefiero caminar.

-No te victimices, acá no ha sucedido nada...¿O acaso si?

-¿Qué hago yo con eso? Para mí ha sucedido todo y me voy con las manos vacías.

-Si lo quieres ver así, hay cosas que no puedo cambiar.

-¿Nunca te han querido de verdad? ¿Es eso?

-No estoy segura, creo que sí. Y he disfrutado mucho, todo dentro de lo esperado y no me molesta, he dado y he recibido, ya nada me sorprende de la humanidad.

-Será mi consuelo entonces.

-Será.

FIN

martes, 20 de septiembre de 2022

EL VIEJO SE NOS FUE…CUÑAO -Caracas, 2022, Sheikong-

 


El mes de abril siempre ha sido complicado para mí. Aquella noche del veintiocho del año 94 se quedó en mi mente para siempre, grabada con la pluma del dolor y la poca sorpresa, dibujada a pulso con la tinta indeleble de los hechos juveniles. Llegaba yo de pasar el rato con los amigos, caminando por el aún interesante Boulevard de Sabana Grande con todas sus tiendas plagadas de gente y sus artesanos, con sus piezas labradas, pulseras, collares, pucas y el olor a incienso variando de un puesto a otro, de vainilla a rosas con miel y de pino a sándalo.

Estando a metros de mi edificio recuerdo la feroz pelea que protagonicé noches atrás, antagonizando con Walter, un vigilante de origen peruano que al verme llegar ebrio trató de impedir mi paso y no contento con eso, alzó su queja con la junta de condominio cual vieja chismosa.

Mientras me acercaba a subir los ocho escalones de la entrada, iba preparando el argumento para atacarlo, esta vez no se iba a librar tan fácil de mí y justo al entrar me voy contra el sin mediar palabra, pero algo en su rostro me detuvo, su tono de voz era otro e iba muy de acuerdo con su cara de espanto.

-A su papá se lo llevaron al hospital, se puso muy mal. Me pidieron que le dijera que pase por El Llanito, allí están desde temprano-Me habló como quien siente pena al dar un recado o como quien ve a un enemigo desgraciado-

Yo sabía muy bien de que me hablaba aquel hombre, odiado hasta hace unos segundos y portador de muy malas noticias ahora. Congelado por lo que esto significaba, solo atiné a agradecerle el gesto y le di la espalda, caminé unos cuantos pasos y me detuve a pensar.

A mi padre le habían diagnosticado cáncer hacía un par de años, un agotamiento inusitado había prendido las alarmas que lo llevaron a chequearse y a dar con el nefasto resultado. En pocos meses ya los químicos recorrían su cuerpo con la esperanza de erradicar el mal y poner orden a la anarquía de sus células. No dio resultado, así como todas las hierbas, macumbas y tratamientos que le aplicamos. Igual que la operación de fatuo resultado que solo agregó más dolor al dolor.

Siempre fue un hombre fuerte, de campo, alimentado con berros, leche fresca y todo aquello que la tierra le obsequiara, era mi héroe porque su brazos eran tan fuertes y formados como los de los superhéroes que admiraba en la televisión, tocaba el cuatro con virtuosismo, su caligrafía forjada en el seminario era una delicia al igual que sus conocimientos acerca de todo, era de esos que arreglaba todo y lo hacía bien.

Costaba creer que ahora era un reducto de ser humano, pesaba menos que un niño y su rostro era una calavera dibujada sobre el recuerdo de sus expresiones pasadas. Ya no comía, ni masticaba, su único alimento era agua a través de un gotero y el oxígeno que lo mantenía respirando, eso era todo lo que había.

Noches atrás me había pedido que me acercara hasta su rostro para poder escucharlo, el fétido olor que despedía impresionaba. Esa noche decidió despedirse de mí dejando claro que no era mi enemigo y que me amaba, algo que no me extrañó luego de vivir enfrentados desde mi estúpida adolescencia. Y me pidió un extraño favor: Deseaba poder comerse una arepa, cosa que la inflamación interna le impedía por lo que quiso verme comiéndome dicho platillo criollo, quería que lo hiciera con gusto, como si él fuese el comensal. Fue la cena más amarga de mi vida, sentado en la vieja mesa, a cada mordisco se me iba el ánimo y una que otra lágrima se me escapó para rodar por mi cara.

Con tantos recuerdos atrapados en mi mente y su consecuente dolor entre pecho y espalda, llegué al hospital para pronto reunirme con mi pequeña familia. Me contaron cuánto costó conseguirle una cama, la sala de emergencias estaba abarrotada y mi madre en su desesperación utilizó un último recurso: Arrodillarse frente a un médico para pedir que falleciera con algo de dignidad. Y así fue.

Pude entrar a verlo unos minutos, aunque inconsciente no se veía tan mal. Tomé su mano tibia y por unos minutos lo disfruté, todo parecía un sueño, uno malo y nada indicaba que iba a despertar. Pasada la medianoche mientras esperábamos afuera, nos sorprendió un alboroto en la sala donde estaba papá. Alguien había fallecido y me preguntaba quién podría ser tal desafortunado, hasta que un desconocido que también esperaba noticias de algún familiar recluido me prodiga una palmada en la espalda y me dice: Sentido pésame.

Me impactó tal hecho, mucho. Pero le devolví una sonrisa para decirle: -No amigo, que equivocación. Mi papá está allí, debe tratarse de otra persona.

Mi esperanza no duró mucho, en segundos llamaron a los familiares de mi padre y solo así supe que todo era cierto, no había un sueño fatal, ni una pesadilla mal vivida, había llegado el momento de despedirme de mi héroe, del hombre que intentó hacerme hombre y no pudo, más por mi terquedad que por sus habilidades, mas por mi idiotez que por su perseverancia y más por mi inmadurez que por su amor.

Y así regresamos a la casa sin él pero en su vehículo, para confirmar que ya nada era igual. Todas sus cosas por todos lados. Cada quien a lo suyo y a seguir. El llanto me asaltó explosivamente mientras golpeaba la mesa buscando consuelo y la única voz que escuché fue la del entonces fiel esposo de mi hermana, quien me dijo:

-Coño, el viejo se nos fue...cuñao.

Y así fue. A 28 años de esa noche, lo recuerdo. Gracias por leerme.

-Sheikong-


viernes, 2 de septiembre de 2022

YO TAMBIEN (Microrrelato, Sheikong)


Suena el celular en la elegante oficina:

-Está todo listo.

-¡Me caga cada vez que me llamas por acá! Pero dime...¿Todo va a salir como te lo pedí?

-Si, claro...solo hay una novedad Señor Meyer, su esposa está con el niño.

-¿Cómo es la vaina?

-Sí, como lo oye. Lo buscó en el colegio y llevan toda la mañana juntos, esto cambia el precio.

-¿Cómo que lo cambia? ¿Que coños estás pensando hacer?

-Mi trabajo, solo que serán unos cinco mil más.

-¿Cinco mil? Ya te adelanté venticinco mil y el resto cuando termines.

-Hice este viaje para cumplirle y debo irme hoy mismo Señor Meyer.

-¡Pero mi hijo no estaba en el trato, ni se te ocurra tocarlo!

-No le voy a devolver el adelanto, usted lo sabe.

-Lo que quiero es que lo hagas ya, pero no delante del niño...por favor.

-Lo siento, no puedo esperar mas y estan en el sitio acordado, es ahora o nunca.

-No, no lo hagas entonces.

-Hagamos algo, me lo llevo y lo negocio en la frontera, dejé así los cinco mil que le mencioné

-¿Pero que clase de plasta de mierda eres tu chico?

-La que usted contrató Señor Meyer, le estoy buscando soluciones.

-¿No puedes esperar hasta mañana o el sábado?

-No puedo, tengo un encargo para mañana, algo importante.

-Esta bien...hagamos algo, no hagas un coño, desaparece de mi vida y me devuelves la mitad.

-Un trato es un trato y yo se lo advertí, no devuelvo nada.

-¡Eres una porquería! ¿Lo sabías?

-No soy menos que usted Señor Meyer, al menos yo no le haría esto a mi esposa, le llevo una ventaja moral.

-¡Paja! ¡Pura paja es lo que dices! No quiero saber de ti, no me nombres y nunca nos conocimos ¿Eso si lo entiendes?

-Entendido Señor Meyer. Me largo pues.

Pasados unos minutos lluego de la llamada, repica el otro teléfono, el de siempre, el confiable.

-¡Hola amor! Deberías venirte, el parque esta precioso y solito. Tu hijo está fascinado ¿Tienes mucho trabajo?

-Si...si tengo...pero disfruten ustedes, pasen por acá para almorzar.

-¡Perfecto! ¡Alguien se va a alegrar mucho!

-Los espero, te dejo...estoy algo ocupado.

-Te quiero mucho amor.

-Yo tambien.

FIN