Una joven
pareja se ha venido a menos económicamente, se desesperan y piden ayuda a unos
familiares para poder vivir en su casa mientras salen adelante. Pronto
sus hijos descuben el horror, la indolencia y el maltrato por su condición,
verán que la vida en esa casa no es lo que ellos esperaban y sumado a eso unos
extraños seres se encargarán de convertir su experiencia en algo inolvidable.
Supe de un
escándalo no menor que fue imposible de esconder: El tío Cleto fue atacado por
un animal con garras mientras orinaba en la madrugada en el solitario patio,
quedó muy mal de salud y supe que días después algunos primos sufrieron ataques
nocturnos inexplicables. Llenos de rabia, los adultos iniciaron la búsqueda de
la criatura, sin hallarla. Recuerdo que la noche siguiente al ataque el pequeño
ser subió hasta mí y se acercó para dejarme un resto de tela bañado en sangre
sobre mi cama, días después entendí que era parte de la pijama que tío Cleto
vestía para el momento del ataque, fue aterrador pero fascinante.
Las
semanas siguientes estuvieron llenas de tranquilidad, con el tío recuperándose
y los primos aún asustados teníamos el patio exclusivamente para nosotros y
algunos niños de los hogares cercanos. Entre ellos debo hablar de Dieguito, un
niño que pasaba su vida en silla de ruedas debido a una enfermedad temprana que
le afectó por la falta de vacunas. Desde
el primer día logramos conectarnos, a él le gustaba desplazarse rápido con su
silla y yo gozaba empujándolo simulando ser un piloto de careras. Dieguito
tenía dos cualidades indispensables para ser mi mejor y único amigo: Amaba el
futbol y también podía ver a los pequeños seres. Pasábamos horas dibujándolos y conversando
acerca de ellos así como también yo lo entrenaba para que se convirtiera en el
primer jugador de su categoría en silla de ruedas.
Esa fue
una de las más tempranas muestras de amor que recuerdo y que me marcó para
siempre. Aún en estos días me lleno se nostalgia cuando veo a mis hijos jugando
futbol con los chicos de la cuadra. Fui un niño muy feliz gracias los monstruos
que me acompañaron hasta hace unos años cuando decidí casarme y viajar a la
capital. ¿Qué fue de la vida de Dieguito?
Se convirtió en parte de mi vida por aquellos años, nuestra amistad se
fortalecía y los monstruos lo cuidaban con tanta ternura que sentía envidia.
Mi mejor y
único amigo murió la tarde de un sábado a causa del polio, eso lo entendí años
después. Dos días antes de irse me entregó un papel con indicaciones para
cuidar de los monstruos y del suyo en particular, el papel aun lo conservo
conmigo y al menos una vez al año lo leo con cariño y nostalgia. Los monstruos se las arreglaron para despedir
a Dieguito en el cementerio, ese día llovió a cántaros y eran muchos, estaban repartidos por los
matorrales y detrás de los muros, a diferencia de los adultos los pude notar. Horas
mas tarde no los vi en mi cuarto, supuse que se quedaron a cuidar de Dieguito
en su primera noche solo y a despedirse a su manera.
Meses
después intentaron exhumar su cuerpo por asuntos científicos relacionados a los
avances de la vacuna contra el polio y su cuerpo no estaba allí, todo el pueblo
se alarmó y hubo pánico pero yo sé que fueron ellos, no sé qué hicieron pero estoy
seguro que lo dejaron libre a su manera.
Esa vieja conexión se mantiene hasta estos días y sé que su poder oscuro
y tierno habita en mí. Gracias monstruo,
nos vemos pronto.
FIN
Dedicado a la memoria de mi hermano Juan Chacón (1962-2017) quien estuvo conmigo en la casa de los monstruos. Te amo profundamente y nunca te olvidaré.
Conmovedor. Excelente relato.
ResponderEliminarexelente, viví cada linea..
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