EDÍTAME, EMPÁYOLAME (Sheikong,
Caracas 2021)
—¿Los chicos ya se acostaron?—Pregunta Raúl a su esposa
desde el lavabo mientras aún cepilla sus dientes.
—Sin problemas, Sebastián seguía con aquello de ir al
zoológico este sábado, ya se le ven tus cualidades mi amor. ¡Es igualito a ti,
tan insistente!
—¡Ah sí! Me carga loco con ese tema, les compraría un perro
pero sabes que no soporto a los animales, nadie me va a decir cuando sacarlos a
cagar, a pasear. ¡A nada! Esos bichos se creen los amos y no me lo vas a creer:
Hay personas que se someten. ¡Me parece insólita esa vaina!
—¿Y cómo te fue hoy en la oficina? No te he preguntado,
desde que llegué no he parado, discúlpame pero los chicos son unos terremotos—Le
comenta Tamara esperándolo en la cama-
—¿En la oficina? Igual que siempre, aunque me colocaron unos
quince manuscritos para revisar este mes ¡La gente ha de estar desesperada!
—¿Quince? ¿No son muchos? ¿Qué vas a hacer Raúl?
—Lo de siempre, tu sabes que no leo toda esa basura,
recomendaré unos tres o cuatro, los que tengan el título más atractivo o los
que produzcan más papel y lo demás para la cortadora, no voy a perder mi tiempo
con eso.
—Me parece buena idea, por el sueldo que te pagan ni
deberías molestarte pero me imagino que el Señor Kotzen sigue publicando
desconocidos.
—Si, como siempre, tu sabes que es un soñador: “Un purista
de la lengua castellana”—Se mofa Raúl de su jefe imitando con sus manos un
ademán que le caracteriza.
—Mi amor, ven acá y ya deja de peinarte tanto, te vas a
quedar calvo de tanto hacerlo, igual ya vamos a dormir—Le habla suavemente su
esposa Tamara mientras golpea con delicadeza su lado del colchón a modo de
invitación.
—Tamy, a veces me pregunto si en todos esos manuscritos habré
desechado alguno que tuviera valor, potencial o algo interesante. ¿No te has
cuestionado alguna vez ese punto?
—Ahora que lo mencionas tiene sentido ¿Pero cómo saberlo?
—Pues revisando, dedicando tiempo a leer y por cierto, para
eso me pagan—Le responde secamente Raúl mientras se acomoda torpemente en la
cama agitando la almohada para darle la forma que tanto le gusta.
—Cuéntame algo ¿Armando
aún sigue con aquello? Tú sabes, lo de los favores a las escritoras.
—Tamy, el nunca menciona la palabra “Favores”, prefiere
llamarlo “Cobros Literarios” y si, es un pervertido ese Armandito, hasta ahora
no ha tenido éxito, pero lo sigue intentando.
—¿Y eso no es ilícito mi amor? Puede comprometer a la
editorial.
—¿Ilícito? ¡Ilícito es el sueldo que nos dan, Ilícito es no
tener cómo pagar la hipoteca, el mantenimiento de la piscina, el colegio de los
niños o los giros del auto nuevo! En la editorial sólo hay cuatro autores que
producen dinero para todos, lo demás es relleno Tamy.
—Mejor ya vamos a dormir cielo, mi madre buscará a los chicos
al colegio, desocúpate temprano mañana y quizá vayamos por un trago ¿Te
gustaría?
—Es una desgracia, no podré mi amor, mañana debo acompañar
al Señor Kotzen a la Bienal de Lectura para promocionar a otros principiantes,
el siempre apoyando a esa gente, no se cansa de perder el tiempo. Yo en su
lugar, les trasladaría los costos operativos y saldrían espantados. ¡Son unos
vividores, en vez de buscarse un trabajo serio!
—¿No hay forma de cobrarles una comisión? ¿Todavía no
resuelves eso?
—Solo con algunos, llegan “Yuppies” a diario proponiendo sus
intentos, pero si al menos tuvieran talento, son unos “Pelucones Pomposos” que
no encuentran qué hacer con su dinero y como el lema de la editorial es “Todos
pueden escribir”, imagínate cómo puede sonar eso en su mente. Es una licencia
para el atrevimiento de unos y la desesperación de otros.
—¿Aquel joven ya te hizo el pago? —Pregunta Tamara mientras
apaga la pequeña lámpara que reposa en la mesita de noche.
—Aún no, nunca debí aprobar su manuscrito sin un
adelanto. Y le hablé muy claro acerca
del trato: Discreto y en efectivo, si el Señor Kotzen me descubre podría perder
mi empleo ¿Te imaginas? ¡Le da un infarto al viejo!
—Eso no pasará, hazlo bien y podrás seguir ayudándolos—Le
susurra Tamara dándole un beso en la frente para luego reposar sobre su pecho.
¿Qué harían ellos sin ti, Cielo?
—Nada mi amor, sin mí no hacen nada—Sentencia Raúl.
—Ya duérmete loquito, estoy cansada.
—Hasta mañana cielo.
—Que descanses, estoy muy orgullosa de ti.
—Lo sé Tamy, lo sé.
FIN
Muy bueno.Un cuento realista.Delata con sus personajes la inconsciencia y el poco compromiso de cierto tipo de personas en sus trabajos, sin calcular el daño que pueden ocasionar.
ResponderEliminarEso pasa todos los días, no solo en lo literario sino en la música también, La Payola, el: "Cuanto hay Pa' eso? " La triste realidad, muy bue relato, te felicito, sigue adelante, esperamos por más
ResponderEliminarsituación que a diario pasa, me encanta esta historia .
ResponderEliminarGracias. Me encantan este tipo de escritos. Seguiremos leyéndote
ResponderEliminarMuy bueno el relato. Refleja como, lamentablemente, la corrupción esta en todas partes.
ResponderEliminar