Hasta ahora el Señor Flip lleva una vida citadina monótona y muy tranquila, lejos está de imaginarse que está a las puertas de vivir lo más alocado de su existencia porque no sólo acaba de perder a su familia, sino que está sufriendo en carne propia lo que nadie: Acaba de fallecer pero sigue aún vivo, le queda muy poco tiempo antes de que su cuerpo lo complique todo.
-Capítulo 2- ARNOLDO, EL IRRITANTE
Han pasado apenas veinticuatro horas desde que me sucedió
esta desgracia que me ha dejado abandonado entre la vida y las penumbras, he
quedado en medio sin experiencia previa ni precedentes, ¿Cómo me sucedió
esto? Soy sincero al decir que no lo sé,
hoy es viernes así que debí fallecer entre el miércoles y el jueves sin
duda. En medio de este silencio vienen a
mi mente los hechos que precedieron mi deceso y al momento de recordarlos
quisiera sentir un pesar lleno de angustia pero no puedo, recuerdo bien los
episodios dolorosos de mi vida cuando fingía dormir pero ese dolor trancado en
medio del pecho no lo permitía, a eso me refiero, eso es lo que no siento, lo
que ahora deseo.
-¡Toc Toc! –Escucho que tocan de nuevo a la puerta, ojalá no
sea el agente entrometido-
-¿Quién toca? ¿Es un vendedor de prendas? ¡No las uso y no
me interesa quién las usa! ¿Me está escuchando? –Traté de gritar desde mi
mueble y no sé si lo logré, mi voz quebrada me delata, no es la voz usual de un
hombre de cuarenta y cinco años-
-¡Señor Flip! ¡Soy yo, Arnoldo! ¡Abra! –Me responde una
joven y enérgica voz al otro lado de la puerta-
-¡Vete! ¡No quiero lo que vendes! ¡Anda a ofrecer a otro
lado!
-¡Pero Señor Flip! ¡Usted me pidió que viniera! ¿Qué hago
con todo esto ahora? ¡Abra!
-¡Vete! ¡No voy a decirlo de nuevo! –Ese era mi ultimátum para
el entrometido visitante-
-¡Voy a abrir Señor Flip! ¿Quiere que use la llave?
-¡Muchacho insolente! ¿A qué llave te refieres? ¡Aléjate de
mi puerta! ¡Farsante!
-¡Me refiero a la llave que me dio para estos casos Señor
Flip! ¡Lo conversamos! ¿Recuerda?
Los recuerdos no son mi fortaleza desde hace un par de días,
siempre fui muy bueno para los rostros y las fechas, mi trabajo como vendedor
de perfiles de hierro lo ameritaba, cuando alguien en la oficina olvidaba un
dato acerca de un cliente sólo bastaba con preguntarme y allí estaba yo con la información
precisa, mi jefe Don Adelino Di Pasquale siempre me decía: ¿Qué haríamos acá
sin ti Señor Flip? Eres la memoria de mi empresa, ¡Perfiles y Vigas Di Pasquale
se acaba el día que te vayas! ¡Se acaba!
Y así transcurrieron veinticinco largos y hermosos años,
siendo la memoria de la empresa de Don Adelino, su pupilo, casi un familiar o
tal vez como un hijo, ese era yo: El Señor Flip Mondragón Tercero, sólo
precedido por mi padre el Señor Flied Mondragón Primero y mi hermano mayor el
Señor Floyd Mondragón Segundo, ya les contaré acerca de la dinastía de mi
familia, por ahora debo deshacerme de este molesto e insistente joven.
-¡Voy a abrir Señor Flip! ¿Está usted vestido? ¡No quiero
ver nada que no deseo ver! –Grita la joven e irritante voz-
-¡Haz lo que te dé la gana! ¡Entra si quieres! –Le grito-
Y si, veo como la cerradura se mueve y la perilla de bronce
patinado de mi puerta comienza a dar vueltas, la voz no mentía, ¡Tiene la llave
de mi casa! Ya que igual va a entrar, no
me va a encontrar atemorizado ni sumiso, enderezo mi espalda, trato de cruzar
mis pies hasta donde la seca piel me lo permite, aprieto mis babuchas y miro fijamente
hacia la ventana cerrada. Circunspecto, derecho y lleno de orgullo, así me encontrarán.
Que no se diga que un Mondragón fue arrinconado, no señor.
-¡Buenos días Señor Flip! ¿Cómo está usted? –Grita atropelladamente
mientras carga una caja llena de papeles aquel figurín de muchacho de cabello
rojo ensortijado y cara llena de pecas, nariz respingada y de baja estatura, me
sorprende verlo ataviado en una suerte de trajecito formal de extraña
combinación de cuadros y chaleco interno, parece sacado de un viejo catálogo de
tienda departamental, pantalones con ruedo alto como si fuese a brincar pozos
en invierno y zapatos tipo charlestone pero muy económicos, puedo ver.
-¿Qué cómo estoy? ¡No te interesa…fenómeno! –Le contesto
agriamente sin dejar mi pose- ¡Al menos cierra la puerta! ¡No vaya yo a pescar
un resfriado por tu ineptitud!
-¡Ah sí! ¡Como si pudiera usted enfermarse Señor Flip! Pero está
bien, voy a cerrar la puerta, pasar doble llave, guardo la llave en mi bolsillo
y todo vuelve a estar como a usted le gusta, ¿No es así?
-Acá le envían, hoy hay mucho que hacer… ¡Ah! Por cierto, la
cuenta de Carreteras Panamericanas del Norte requiere una proyección adicional
para cubrir los astilleros, Don adelino manda
a preguntar si usted recuerda dónde se guardaron las copias del plan
paralelo del año pasado, usted sabe, eso había quedado engavetado y ahora no
aparece.
-Oficina del piso cuatro, segundo cubículo a la izquierda
después de la recepción, mueble color beige con chapilla rota en la esquina,
tercera gaveta de la derecha, carpeta marcada como “Panamerican”, hay tres
copias pero solo dos están completas, las reconocerán porque están selladas. ¿Es
tan difícil recordar eso? –Le digo en tono repelente sin mirarlo por un
segundo-
-¡Usted es el mejor Señor Flip! ¡Nunca falla! ¡Como lo extrañan
en la oficina! –Exclama el pelirrojo con una actitud entre asombro, pasando por
agradecimiento y finalizando en admiración-
La verdad, no tengo idea cómo pude recordar todos esos
detalles tan precisos si acá en casa apenas puedo rememorar pasajes de las últimas
horas que me expliquen lo que me está pasando y toda esta pesadilla que vivo en
carne propia, que no es normal y que no tiene referencia alguna que yo sepa.
-Muchacho dime algo, pero quédate allí parado, no te
acerques por favor, cuando entraste mencionaste algo acerca de mi salud ¿A qué
te referías? Ayúdame con eso –La pregunto al joven sin voltear mi cara, solo
mis ojos que los escudriñan-
-¡Ah Señor Flip! ¿Hoy es uno de esos días? No recuerda mucho
hoy acerca de usted ¿Verdad? Mi Señor Flip se lo voy a decir una vez más –Ahora
el chico se sienta a mi lado y coloca su mano derecha sobre mi pierna
izquierda- Usted falleció hace unos meses, creo que sufrió un paro cardiaco y
luego la verdad no sé cómo sucedió, pero usted no se dio por vencido y no
completó el ciclo, es decir que no murió realmente, se está descomponiendo muy
lentamente pero como que no acepta su deceso y acá lo tenemos, apartado pero no
escondido y es tan útil para Don Adelino que lo acomodó acá, para que siga
ayudándole con su empresa, mientras vemos que sucede. Eso es Señor Flip ¿Ya lo
recuerda?
-Me estas embaucando ¿Verdad pelirrojo insolente? –Le levanto
fuerte la voz- ¿Cómo puede ser eso cierto? ¿Y cómo es que no lo recuerdo?
-Mi querido y admirado Señor Filp, esto le pasa cada vez más
seguido y aunque usted no lo recuerde, ya lo hemos conversado en muchas
oportunidades, éste momento se ha repetido una y otra vez y para eso estoy acá,
no hay problema. –Dice el muchacho mientras sonríe y me da una palmada en la pierna,
que por cierto, no llego a sentir-
Guardo silencio, sigo mirando al frente, no doy crédito a lo
que escucho pero tampoco demuestro asombro por demás. Me abstraigo a propósito
para pensar un poco ya que esto podría ser verdad porque sé que me estoy
descomponiéndo, pero todo esto me suena increíble. El muchacho es un
embaucador, se le nota de lejos. A ver cómo me zafo de ésta, no de la muerte
sino del pelirrojo irritante y su historia increíble.
CONTINUARÁ
Muyyyyyy interesante, una historia oscura, muy bien llevada, buenísimo,
ResponderEliminarFelicidades