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sábado, 30 de julio de 2022

EL MONO APACIBLE -By Sheikong-

 


Richard y Marla ostentaban entre sí un amor secreto, quizá el más discreto en toda la historia de las pasiones humanas.  No hacían daño a nadie y así lo preferían, ambos compartían la dirección del Proyecto Nivel 42, un programa artístico ambicioso que exigía la mayor compostura en lo profesional y personal. De allí sus elaborados planes para disfrutarse mutuamente los cuales comprendían toda una elaborada estrategia exitosa, hasta  el viernes pasado.

Luego de disfrutar una cena de carácter laboral pero pasada de copas, corrieron como niños a amarse en aquel motel, su preferido. Era el único que conocían con el sistema de circuito cerrado fuera de servicio, lo que les aseguraba el anonimato.

Cambiar de auto, de ropa, de rutas, el uso de lentes, gorras y otros implementos eran la llave de su éxito y con excelente resultado. Esa noche no iba a ser menos, ya en la cama, en pleno acto amatorio y con Marla encima de él, algo no andaba bien, Richard está sudando excesivamente hasta presentar unos espasmos que en pocos minutos lo llevaron a la muerte. Si, a la muerte y en una habitación de hotel clandestina dentro de una relación no menos.

Marla tardó minutos en reaccionar y por más que lo intentó con técnicas básicas, no pudo reanimarlo. Luego de un llanto profuso y minutos de reflexión, tenía un plan. Esto sería la catástrofe del Proyecto Nivel 42 y para ella sería el fin de años de esfuerzo. Hay programas y patrocinantes que no perdonan esta clase de deslices.

Ya no es un asunto de amor o pasión truncada, ni de perder a un compañero valioso, ahora hay que sobrevivir porque en pocas horas será de día y los lobos no perdonan, Marla sólo tiene una frase en su mente: “Fue bonito mientras duró”. 

Como toda mujer exitosa que cuida los detalles, recordó los guantes de polipropileno que siempre lleva en su bolso, así como el alcohol que utilizó para borrar las huellas que pudo del cuerpo de él, de “todo su cuerpo”.  Recogió cualquier evidencia posible mientras se maquillaba y arreglaba su cabello, para ese momento el cadáver estaba envuelto una sábana, perfectamente amarrado y listo para ser trasladado.

Eran las 3:52 de la madrugada cuando Marla llevó a rastras a su otrora amado y compañero hacia el vehículo en la parte posterior del Motel. No había ni un alma pero sí muchos nervios. Sintió un escalofrío al escuchar la voz del recepcionista quien estando de espaldas le gritó desde un cuarto al fondo del pasillo:

–¿Desean un poco de café antes de irse? ¡Acabo de colarlo!

–¡No, gracias!–Responde Marla apresurando el paso–¡No me provoca y él lo acaba de dejar!

El auto utilizado esa noche para su escapada romántica era un modelo viejo y discreto, cuyos trucos para abrirlo y encenderlo solo los conocía Richard. Aun así, lo logró en un tiempo asombroso. Con el cuerpo ya sobre el asiento de atrás, le retiró la blanca sábana y lo recostó suavemente.

Ya en el camino y sorteando todas las complicaciones para hacer andar el auto, manejó veloz con la mente en blanco rumbo al edificio donde se conocieron tiempo atrás y aun vivían, pero en apartamentos separados.  Siempre fue así.

Solo un detalle: Aunque se condujo lejos de la avenida principal, no pudo evitar un operativo policial propio de la hora en un viernes alocado. Sonrió como pudo a los oficiales y mostró sus credenciales buscando zafarse, pero un oficial no pudo resistirse a alumbrar dentro y preguntar:

–Señorita ¿Qué tenemos acá? A ver…mascarilla, guantes…perfecto. ¿Y el caballero?

–Tiene mala bebida…pero se acabó.

–Más le vale, el alcohol puede reducir sus expectativas de vida.

–Opino igual.

–Si hay alguna irregularidad puede denunciarla, lo ponemos en custodia hasta que despierte.

–No hace falta, créame que no beberá más.

–Suena bien, ahora sigan adelante, ¡Esta noche parece no terminar!

Marla no podía ya con tanta tensión, afortunadamente el resto del camino estuvo despejado. Antes de llegar a su destino, se detuvo un par de minutos para despedirse amorosamente:

“Gordo, gracias por todo lo que hiciste por mí.  De verdad fue mucho el apoyo que me brindaste, ahora nos separamos…espero sea hermoso para ti y que yo pueda seguir con todo. Fueron tiempos bellos, de muchas satisfacciones y créeme que te voy a extrañar, pero eras tú o yo y Dios decidió llamarte. Ahora que puedo ser sincera sin que me interrumpas, si lo pienso bien yo me labré mi propio camino, estaba capacitada y con el ánimo correcto, fué mi idea y es cierto que me apoyaste pero te convenía, te digo esto sin condenarte. Seguiré adelante y el proyecto será cada vez más grande y tendrá mi nombre, mi marca. Este es el Adios amor mío”

Con gran delicadeza entró al estacionamiento, sabía muy bien cuál era el puesto del auto, todo. Al ser un viejo edificio nuevamente se resguardaba sin sistema de cámaras pero no debía confiarse, las viudas de sueño ligero funcionan mejor que un circuito cerrado. Y así lo deslizó hasta uno de los banquitos contiguos al garaje, lo sentó suavemente, le lanzó un último beso y se retiró caminando sin apuro.

El cadáver de Richard causó un revuelo inédito en toda la cuadra, no por su carisma sino porque no hubo explicación alguna, ni testigos y los registros de las cámaras de la calle, sólo mostraron la imagen lejana y difusa del auto llegando, nada que pudiese ayudar. El resultado de la autopsia arrojó algo que nadie de su círculo íntimo esperaba: Una mezcla de alcohol con sildenafilo de 50 miligramos, una combinación contraindicada pero que llevó a la siguiente conclusión: Debido a una falla hepática, a un cálculo nada moderado alojado en la vejiga, al exceso de trabajo y estrés, Ricardo tomó la pastilla para potenciar su vigor sexual sin seguir la primera regla preventiva, todo por no fallarle a Marla, la amaba, pero no contó con una falla cardíaca nunca diagnosticada.  Esto llevo a los investigadores al siguiente punto, solo que nunca apareció una segunda persona, ni se le conocía relación alguna.

Marla se casó seis meses después y su proyecto se hizo cada vez más grande junto a su nombre, siempre recordó a su amante secreto y no pudo sacar de su mente aquella noche, donde para poder seguir adelante tuvo que solaparse en un silencio conveniente, mordaz. Richard quedo bautizado por los vecinos indolentes como “El mono apacible”, por la posición como fue encontrado.  El banquito aún permanece allí.

FIN