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jueves, 31 de marzo de 2022

LLÁMAME (Sheikong, Caracas 2022)

HÁBLAME  (Sheikong, Caracas 2022)

CAPÍTULO UNO / CHACAO Y LA TASCA DE MANOLO

La ciudad de Caracas tiene lugares muy hermosos aún y llenos de nostalgia. Hay quienes añoran los días del dictador Marcos Pérez Jiménez y otros más jóvenes adoran las urbanizaciones llenas de historia y tradición, tal es el caso de Chacao, un sitio como pocos con sus edificios pequeños de corte italiano o español y sus calles llenas de panaderías, abastos y, sobretodo, tascas para ver el futbol, beber cerveza fría, compartir con vecinos y amigos, en fin, todo un deleite caraqueño y envidia de la urbe.

Allí se centra nuestra historia, en la tasca de Manolo en pleno centro de Chacao y tan solo a unas cuadras de la Plaza Bolívar. Aunque es un sitio venido a menos a causa de la desidia gubernamental, para los que vivimos acá tiene un encanto particular ya que por muchas razones te recuerda la infancia, sea por algún familiar que pernoctara allí continuamente o por la calidez de Don Manolo, quien no desaprovechaba oportunidad para brindar, celebrar y tratarnos como de la casa.

Don Manolo y su esposa María se retiraron a su querida Zaragoza hace ya unos años donde fallecieron, quedando su único hijo Manuel al frente, quien con más pena que gloria ha sorteado estas épocas austeras con el único tino de no haber sido cerrado aún. Y es justo acá donde estoy paseando el dolor que me dejó la separación. Un divorcio nunca es agradable aunque me regaló la oportunidad de volver a conectarme con mi cuadra, mis viejos amigos y, por supuesto, con Manuel y su tan mentada barra. Aquí estoy dejando el alma regada cada noche desde que regresé, bebo como un sediento no para olvidar el dolor sino para recordar el amor que se fue destrozando en mis narices y que me dejó hundido en mi propia tragedia, sin respuestas elegantes ni preguntas necias, solo recuerdos de amor.

Todas las noches, después de tantas cervezas, fantaseo con alguna suerte de vida paralela o secreta, quizá algún súper poder o un hecho fortuito que me lleve a vivir momentos fantásticos que me rescaten de mi vida miserable y de la misma rutina de todos los días: Trabajo aburrido de oficina, beber hasta morir e ir a la cama, esa es mi vida. Pero todo cambió aquella noche de octubre. Como de costumbre me encontraba completamente ebrio a eso de las once de la noche, siguiendo mi rutina comencé a fantasear mientras me sostenía de la barra para no caerme y mi vista se fijó en un objeto conocido dentro de la tasca de Manolo…

Al final del salón, muy cerca de los baños, aún permanece una caseta para llamadas telefónicas, pintada de rojo al estilo inglés y con todos su vidrios intactos, alberga una pequeña mesita, un banquito largo frente a una repisa y allí en medio aún se encuentra el viejo teléfono, sí, aquel que usábamos para jugar en los descuidos del viejo Don Manuel y que todos los vecinos algunas vez utilizaron para comunicarse con sus seres queridos y otras diligencias.

Dando tumbos me dirigí hacia aquella anacrónica caseta abandonada, sosteniéndome de ella observé un buen rato su estructura y su interior, me di cuenta que la puerta estaba abierta y aprovechándome de mi ebriedad entré y me senté.  Recordé muchos momentos de travesuras vividos allí así como otros muy serios acompañando a mis padres a recibir malas noticias. La nostalgia una vez más se apoderó de mí ser y jugueteando con el viejo teléfono recordé el primer número de mi casa materna, el cual marqué con toda la seguridad del caso, total que más da.

Al terminar de discar y con el auricular en mi oído, me río de mí mismo mientras me observo en el pequeño espejo que tengo al frente, cuando escucho repicar un par de veces, lo cual me extraña porque hace muchos años que no funciona así que le atribuyo dicho sonido al ruido del ambiente y los gritos de los borrachos.  Pero no, al cuarto repique una voz muy conocida contesta:

–¿Aló? ¿Quién habla?–Contesta una voz áspera y gruesa–

–Aló…¿Con quién hablo? ¿Este número aún sirve?–Pregunto muy asombrado–

–¡Claro que sirve! ¿Pero quién es? ¿Fabrizio?

–Si…soy yo, pero…¿Quién es? ¿Cómo sabe mi nombre?

–¿Cómo que quién soy? Fabri…¿A que hora vienes? ¿Dónde estás?–Ahora si una helada sensación recorrió todo mi cuerpo: Solo existió una persona que me llamaba “Fabri” y era mi padre, quien falleció ya hace unos veinte años.  Rápidamente pienso que se trata de una broma de Manolo o los muchachos, pero al asomarme por el vidrio los veo todos muy entretenidos con sus chanzas y conversas.

–¿Papá…eres tú?–Pregunto nuevamente con voz entrecortada–

–¿Quién más va a ser Fabri? ¿Ya vienes? ¡Tu madre pregunta si te guarda cena!

El temor se apoderó de mí, no soporté más esta mala broma y tranqué la llamada, colgué el teléfono quedándome unos minutos totalmente absorto. Ninguna de mis borracheras había producido jamás una alucinación de este nivel, nunca, ni siquiera el día que firmamos el divorcio y que considero la más grande de mis intoxicaciones etílicas.  De pronto tocan el vidrio, escucho un par de golpeteos y una voz, era Manolo.

–¡Ah Fabrizio! ¿Qué haces allí? ¿Haciendo llamadas por cobrar?–Me decía riéndose de mi situación– ¿Me acompañas a cerrar esta noche? ¡Me gustaría comentarte algo!

Me levante como un trueno, abrí la puertecilla, empujé a Manolo hasta casi tumbarlo, corrí hasta salir de la tasca en dirección a la plaza, allí me detuve a pensar lo que acababa de suceder y en la imposible y asombrosa experiencia. ¡Solo había bebido cerveza! ¡Hoy no he mezclado! Con la misma incertidumbre me dirigí a casa, un sucio apartamento en un primer piso, me urgía recostarme, dormir y dejar esta pesadilla atrás, seguro mañana tendría una explicación coherente a esta tontería.

Temprano en la mañana la resaca me despierta, lo de siempre: Dolor de cabeza, náuseas, sed, ardor en los ojos y las manos hinchadas, quizá ya me dirijo hacia una cirrosis hepática, no me extrañaría con el ritmo de vida que llevo y mis malos hábitos, he llegado a pensar que al no tener el valor de suicidarme bien podría terminar en una sala de emergencias con el hígado reventado, doloroso pero heroico, así quizá ella venga a verme y le pueda decir cuanta falta me hace, son cosas que se me ocurren en las mañanas, no sé por qué.

Mi rutina agobiante no logró hacerme olvidar el extraño momento de anoche, lo pensé una y otra vez, mientras orinaba y mientras laboraba, también en las tediosas reuniones de los viernes y mientras mis tristes compañeros me contaban acerca de sus maravillosas vidas hogareñas, pero en ningún momento dejé de pensar en la voz de mi padre y en la fantasía de haber conversado con él, no veía el momento de salir y volver a la tasca, debo confirmar que todo fue una mala pasada del alcohol.

Por fin llegaron las malditas cinco de la tarde, perras horas que parecieron alargarse. Las cuadras hasta allá me parecieron eternas, al llegar me encuentro a Manolo acomodando el salón para la faena, asombrado me pregunta:

–¿Qué carajos te pasó a ti anoche? ¿Te cayó mal la cerveza o los garbanzos? ¿Me puedes explicar por qué coños te fuiste corriendo?

–Manolo, te juro que si todo sale como yo espero…te lo contaré y nos reiremos juntos, solo necesito que confíes en mí y me dejes beber como anoche–Le explico tomándolo de un brazo–

–¡Ahora hablas como un loco Fabrizio! ¡Ya olvida a esa mujer! ¡La gorda Olivia vive detrás de ti y tu ni la miras! ¿Qué más quieres mi amigo?–Me grita como cuando lo hace con cariño– ¡Además…necesito contarte algo! ¡A ver cuándo conversamos!

CAPÍTULO DOS / MI AMIGO VÍCTOR

Esa noche bebí tal cual la noche anterior, la misma cantidad de sorbos, los mismos cigarros y las mismas meadas en el baño maloliente lleno de gaveras de cerveza, no cambié nada, hasta que de nuevo fui hasta la maltrecha caseta, pero esta vez marqué el número de mi viejo amigo Víctor quien había fallecido hace años a causa de un paro respiratorio. Esperé un momento y de pronto volvió a suceder.

–¡Aló! ¿Con quién desea hablar?–Es la voz de su madre, recientemente fallecida también–

–Hola…buenas noches, ¿Me comunica con Víctor?–Hablo atropelladamente por los nervios y la borrachera–

–¡Fabrizio! ¡Cómo estás? ¿Cuándo vienes?

–Hola señora Olga, ¿Cómo está usted? En cualquier momento paso por allá.

–¡Ay mijo! ¡Acá está Víctor! Te lo paso.

–¡Aló Fabrizio! ¿Qué tal todo? ¡Cuéntame!–Escucho esa voz que tanto extrañaba y de la cual no me pude despedir aquella aciaga mañana–

–Víctor…amigo…estás allí, ¡Cuánto tiempo vale!–Le digo con nostalgia–

–A ver, no entiendo…nos vimos ayer…¿Tú estás bien Fabrizio? ¿Pasa algo? Dímelo rápido por favor, voy saliendo y estoy apurado pana.

Entonces comprendí que no era producto de mi borrachera y colgué.  Mis ojos se llenaron de lágrimas y un nudo se me hizo al instante en la garganta.  Esperé un rato y salí con toda la calma del mundo, Manolo me gritaba desde la barra en medio del ruido que necesitaba contarme algo,  le dije que en la mañana hablaríamos, eso pude decirle.

Esa noche no dormí, pero fue diferente. Comprendí que no solo podía hablar con mi padre o mis amigos fallecidos, quizá los demás también podrían hacerlo, pensé en todos aquellos vecinos y amigos de la cuadra que viven tristes añorando a su gente amada y se me ocurrió un raro plan, debía hablarlo con Manolo y convencerlo para ponerlo en práctica.

CAPÍTULO TRES / FRANCO EN PANTALETAS

Al día siguiente por la tarde, le explique todo lo sucedido a Manolo, quien por supuesto no me creyó y no lo culpo, así que lo reté a llamar y estando solos en la Tasca, no había distracciones, ni ruidos molestos y mucho menos testigos. Entramos a la pequeña caseta y aunque dudando y mirándome como a un loco, Manolo discó el número de su padre en Zaragoza, hacia quince años había fallecido.  Y sucedió justo lo que no me esperaba:

–¿Diga? ¿Quién cojones habla?–Era su padre, con su acento típico y su voz agrietada–

–¡Papá! ¿Eres tu…papá?

–¡Sí! ¿A quién esperabas? ¿A Franco en pantaletas? ¿Dime qué quieres Manolo?

–¡Papá tantos años extrañándote! ¡Eres tú!

–¡Hombre que seguro has bebido y que ya está fuerte para gilipolleces! ¡Que va a empezar la comedia y tu madre no se la pierde por nada del mundo! ¡Llama mañana a ver si tienes suerte! ¡Llama más temprano coño Manolo!

Después de unos minutos silenciosos y de escuchar el llanto de mi amigo, me dijo:

–¡Esta mierda de verdad funciona Fabrizio! ¡No se cómo! ¡Pero funciona! Y entre risas planificamos nuestra próxima llamada, la siguiente y la otra. Así de felices estábamos.

Y con la misma felicidad esa semana llevamos a Doña Irene quien había perdido a su hija el día de navidad y pudo volver a escucharla; también a nuestra amiga Maya cuyos padres habían sido asesinados en un viaje por carretera cuando ella era una niña; al hijo de Jaime quien perdió a su papá por una enfermedad pulmonar y quería decirle cuánto lo amaba; a las hijas de Julia quien fue atacada por un cáncer muy agresivo y querían escucharla una vez más; a las madre de Margaret quien sufrió en silencio una enfermedad terminal de forma estoica. Como también pude llamar a mi hermano Juan a quien perdí hace cinco años por causa de un accidente cerebro vascular sufrido el día de mi cumpleaños y cuya llamada felicitándome no atendí “por estar muy ocupado” y así poco a poco, nos encargamos de que cada vecino tuviera la oportunidad de despedirse o “arreglar asuntos”.  Las largas colas ya eran habituales frente a la Tasca de Manolo y nuestra comunidad respiró un ambiente de paz, algo que habíamos perdido y cuya explicación solo la vida puede dar.

Cierto día se acercó el alcalde. Era un inmigrante de rumanos criado en Caracas quien “heredó” el cargo a causa de la renuncia de la alcaldesa anterior, una ex reina de belleza muy eficiente y que produjo cambios positivos y notables en la parroquia. La llegada del rumano fue pomposa con guardaespaldas empujando personas y acordonando el área, nos preguntábamos que hacía en la tasca o quien le había hablado de la caseta, pero no imaginamos nada bueno.  No pronunció muchas palabras y por más que lo intentó, la caseta no funcionó, no lo conectó en ningún momento. Todos los allí presentes tragamos en seco pensando que se había averiado el teléfono o peor aún: Las consecuencias que nos traería este percance con el alcalde que no serían nada amables. El tiempo se detuvo por unos minutos, el hombre salió de la caseta y le dijo a su asistente en la forma más seca y tajante posible:

–Hablamos en la oficina. Es todo lo que te voy a  decir.

Todos nos miramos un tanto confundidos por el raro episodio, pero nadie como el asistente, quien comenzó a sudar frío y la expresión de su cara anunciaba una conversa nada grata con su jefe. Luego de eso, probamos la caseta y funcionaba perfectamente. Cosa que celebramos al momento sin pensar el por qué no le había servido al funcionario.

CAPÍTULO CUATRO / LA ÚLTIMA LLAMADA

Semanas después y luego de un gran éxito con las llamadas misteriosas y de un inesperado aumento en la venta de gaseosas, Manolo por fin me comentó aquello que tanto había intentado compartirme y que no había podido: Perdió la batalla contra los abogados y la Tasca sería absorbida por un consorcio, quizá destruida o convertida en otro fondo de comercio tipo franquicia pues el punto era inmejorable y la zona estaba manifestando cierto crecimiento, la pérdida era inevitable y aunque sabíamos su destino, seguimos conectando vecinos con sus seres queridos todo el tiempo que pudimos, nunca paramos, hasta el último día, el último momento.

–Manolo, creo que esta última llamada te la mereces mi amigo, solo hazla y vámonos. Hicimos lo que pudimos, vamos a beber a otro sitio, ya es hora.

Y así fue, Manolo llamó por última vez a su padre, le contó lo sucedido con la Tasca y los abogados, nos cagamos de la risa cuando recibió una sola palabra como respuesta:

–¡Gilipollas!

En los días siguientes llegaron unas cuadrillas de ingenieros y obreros, tumbando paredes, desmembrando la Tasca y sacando todos los escombros. Estuvimos todos muy vigilantes pero no vimos la caseta por ningún lado ya que Doña María tenía el plan fallido de recuperarla y colocarla en la Planta Baja de su edificio. Tiempo después encontramos pedazos de madera roja en un bote contiguo, así supimos de su destino.

CAPITULO CINCO / RÍO CHICO

¿Qué sucedió con nosotros? Cada quien siguió su camino, Manolo regresó a España y abrió un pequeño sitio de Tapas donde es muy feliz y yo sigo bebiendo en otra tasca acá mismo en Chacao, se llama “Río Chico”, queda al fondo de un pasillo en otro viejo edificio frente a la Avenida Francisco de Miranda y no hay magia, ni llamadas del más allá pero hay cerveza fría, buen trato de “otro Manolo” y generosas entradas, unos días te colocan boquerones a la vinagreta, otros una suerte de granos guisados con chorizo y los lunes siempre colocan pistacho en los platicos de la barra, ineludible para alguien tan goloso como yo. ¿Mi situación? Pues sigo añorando mi matrimonio, los ratos amables al lado de mi esposa, los viajes, las risas y por cada cerveza que bebo, recuerdo también aquel episodio de las llamadas, la vieja caseta roja, el ruido ensordecedor de la Tasca, el olor a alcohol, a cigarro mezclado con habaneros y aquellos rostros llenos de esperanza e incertidumbre donde se veía paz verdadera. Aquella paz en mi cuadra de Chacao valió la pena.  Como no. ¿Pero saben qué?  Voy a beber otra cerveza por este relato. ¡Salud!

FIN

jueves, 24 de marzo de 2022

SESIONES ORALES CAP 2

 


Es un seriado de tan sólo 10 capítulos donde trataremos en forma muy amigable diferentes temas que afectan nuestras relaciones interpersonales y nos joden la vida.  El objetivo es participar todos, entre todos sobrevivir y recomendarnos libros, música o películas.

CAP. 2 / EL MALTRATO FISICO EN DOS TIEMPOS: NOVIAZGO Y MATRIMONIO

¿Qué hacen muchos padres cuando su niño (a) es el más rudo de todos y se lleva por delante a otros incluyendo niñas? ¿Acaso no se felicita al más fuerte?  ¿No se hinchan de orgullo cuando su hijo (a) domina a todos los demás?

Si, piensan que es un futuro líder, pero en realidad están creando a un abusivo, un futuro golpeador de personas, a alguien a quien será muy difícil contrariarle o rebatirle ideas, ¿El niño (a) tiene la responsabilidad? No. Los padres permisivos son los artífices de las futuras situaciones irregulares por no atajarlas a tiempo, en el momento.

Hollywood nos ha mostrado hasta el agotamiento que los niños grandes, gordos o muy fuertes abusan de los más débiles físicamente, los obligan a hacerle las tareas y a callar, hay decenas de películas que son una radiografía de ese sector de la sociedad norteamericana, pero la nuestra no se queda atrás, para nada.

¿A dónde se fueron los niños abusivos al crecer? ¿Se mudaron de planeta? No. Ahora son más peligrosos, porque de pequeños golpeaban a otros por unas canicas o sólo por “divertirse”, pero ya pasados los once años son depredadores y con el despertar de las hormonas, se convierten en las figuras más temibles de su generación: En depredadores sexuales o sicológicos, en realidad, ambos.

Un noviazgo que incluya maltrato físico o psicológico no va a terminar en nada bueno, así lleguen al altar, sólo imagine por un momento que “su hija” está siendo amenazada por su novio, obligada a callar y a no decirle nada a usted por temor a perder la relación o peor aún: recibir una paliza o un castigo.  Si, hablo de su hija. Imagine a su hijo siendo golpeado constantemente sólo por ser flaco o pequeño, que no pueda decirle nada usted por pánico a que le pase algo peor y sí, estoy hablando de “su hijo”.

Los jóvenes abusivos no desaparecen. Crecen y se integran a la parte productiva de la sociedad en diferentes formas, pero a donde vayan parecerán líderes, sólo que realmente siguen siendo los mismos depredadores, ahora tienen más recursos, fuerza, dinero, cargos, posiciones, influencia y alcance, eso los hace indetenibles en el logro de sus propósitos ¿Y los padres permisivos?  Creyendo que construyeron a un líder de masas, un orgullo familiar y un ejemplo a seguir por todos.

Estos jóvenes abusivos se casan y tienen hijos, también tienen socios y empleados, se relacionan con vecinos y conocidos, viven con el camuflaje que le brinda la sociedad y los aceptamos con gusto, pero más de una persona que ha pensado diferente a ellos o les ha contrariado en alguna manera, ha recibido su merecido ¿Por qué? Porque cuando niños nadie les atajó el día que le dieron una cachetada durísima en la cara del abuelo sino que le celebraron la gracia, porque de pequeños insultaron a la señora que los cuidaba y para los padres sólo eran “cosas de niños”, porque de jóvenes acosaron al gordito de la cuadra y se concluyó que estaban “acoplándose”, porque cuando le dieron una paliza a otro chico en grupo nadie intervino porque eran situaciones “pasajeras” y el chico diferente se lo buscó. Y cuando le dieron la primera bofetada a sus esposas nadie se metió porque son “cosas de marido o mujer” y porque ella quizá se lo merecía por no “considerar” a su marido y todo lo que hace por ella, por sus hijos, etc.

En el año 2002 se estrenó la película “Nunca más” dirigida por Michael Apted y protagonizada por Jennifer López y Billy Campbell, ella es una camarera que conoce a un millonario, congenian, se casan y tienen una linda hija, descubre que él es infiel por lo que le reclama y como respuesta recibe varias palizas, ella decide huir con su hija por varios estados donde él siempre la encontraba con ayuda de un amigo policía, finalmente ella se cansa de huir y se arma de valor, se entrena en defensa personal y decide enfrentarlo, llevando la mejor parte pero dejándole huella emocionales de por vida.

Es una historia de ficción, pero ¿Cuántas personas que están ahora leyendo estas líneas han sido abusadas, maltratadas o golpeadas por su pareja? ¿Cuántos de nosotros llevamos huellas imborrables de un pasado abusivo? O peor aún ¿Cuántos lectores están viviendo el infierno del maltrato físico justo en este momento? 

Un amigo padre soltero de dos hijas ya mayores de edad, me comentaba lo siguiente: “La primera paliza es culpa del hombre, pero las siguientes son culpa de la mujer”.  Y tiene sentido, el primer maltrato físico viene precedido de una mala relación cargada de desencuentros que pueden finalizar en un empujón, un rodillazo, un manotón, una cachetada, un apretón muy exagerado de la mano o del cuello. No hace falta que sean las palizas que le daban a Jennifer López en la película, una persona puede demostrar su violencia con pequeños actos que no deben pasarse por alto nunca, son una clara señal de alerta, y de nuevo: No deben dejarse así.

Cuántas veces hemos escuchado a las maltrechas esposas decir: “Es que yo me lo busqué, él estaba cenando y lo molesté con mis comentarios” ó “Es que está muy estresado y no lo ayudo lo suficiente” o “Está pasando por un mal momento, pero él no es así” ó “No es nada, no volverá a pasar”.  Todas las mujeres que han pasado por algunas de estas y otras frases han vuelto a sufrir agresiones y algunas han muerto. Así de crudo voy a ser esta vez.

La primera agresión se detiene en el momento. Se discute cuando bajen los ánimos. Se trata primero en privado y luego en público con los padres, suegros o con ayuda especializada. Se deja bien claro que no puede volver a suceder nunca más y se debe resolver de inmediato. Nunca, lea bien, nunca deben pasar por alto las agresiones físicas. Desde un pisotón malintencionado por un desacuerdo hasta un puñetazo en la cara o el cuerpo, deben ser tratados acorde a la situación. Para eso hay leyes en nuestros países y en estos tiempos de tanta “justicia social” se han creado ONG´s, Institutos, Departamentos y Ministerios de todo tipo para canalizar adecuadamente ante las leyes locales estas situaciones irregulares. No lo deje pasar nunca, deténgalo.

Muchos hombres abusan cuando su pareja no tiene quien las defienda, como un padre activo o unos hermanos, primos, etc.  El terreno perfecto de un abusivo es el que le ofrece una mujer que se aparta de su familia y amigos.  Cuando un abusivo no ve a otros hombres relacionarse con su víctima, avanza sin problemas porque ¿Quién lo va a detener?

Este tema es amplio y muy rico en detalles. Por lo pronto si usted está siendo víctima de un abusivo, llegó la hora de detenerlo. Nunca más, como el nombre la película. ¿Sabía usted que no sólo los hombres abusan de sus parejas femeninas? ¿Tiene idea del avance de los abusos femeninos en contra de hombres? ¿No lo cree?  Se sorprendería.

Sigamos conversando.


jueves, 17 de marzo de 2022

SESIONES ORALES CAP 1


Es un seriado de tan sólo 10 capítulos donde trataremos en forma muy amigable diferentes temas que afectan nuestras relaciones interpersonales y nos joden la vida.  El objetivo es participar todos, entre todos sobrevivir y recomendarnos libros, música o películas.

CAPITULO 1 / SABER ESCOGER O NO SER TAN PENDEJO

¿Cuantas personas se lamentan por haber tomado una mala decisión a la hora de escoger a su pareja actual?  ¿Cuánto dolor nos podemos ahorrar si primero miramos y luego tocamos y no al revés? ¿Existe algún secreto sagrado o fórmula para evitarse tanta mala vida?

Los jóvenes escogen basados en el gusto físico, la ropa del momento, el auto, el último celular, le habilidad para bailar y un largo etcétera que también es determinado por la presión del grupo y de las circunstancias, los jóvenes tiene tiempo para equivocarse, algunos de nosotros no, nos podrían quedar sólo un par de cartuchos y no nos podemos dar el lujo de tener mala puntería.

Pero no somos muchachitos, ya superamos esta etapa de las noviecitas lindas y los noviecitos galantes, cuando estamos ya grandecitos nos podemos dar grandes porrazos y muy lamentables, si no observamos las señales antes de siquiera abrir la bocota o otras partes de nuestro cuerpo.

Saber escoger a nuestra pareja es clave para poder tener unos años tranquilos, llenos de confianza y sin temores raritos.  Es muy común echarle la culpa al universo, al destino, a la vida o a la persona que nos la presentó, pero ¿Cómo está nuestra cuota de responsabilidad en una decisión tan importante?  ¿Vamos a seguir dejando en manos del “destino” o de las emociones descontroladas nuestra tranquilidad? No existe una fórmula mágica para resolver esto, pero si podemos avanzar en la dirección correcta si tan sólo tenemos “algo de cuidado” para no meter la pata,  veamos algunos casos y a ver cómo sobrevivimos:

AMORES DE OFICINA: Cuidado con éstos, pocas veces terminan en el altar (aunque se han dado felices casos) y en casi todas las ocasiones como aparecen, desaparecen y dejan un malestar tan grande que dañan el ambiente de trabajo y más de uno ha tenido que renunciar a su empleo por eso.  Los amores de oficina son ricos, sabrosos, escondidos y causan morbo, el que vaya a meterse en ese paquete, trate de tener otro empleo, por si acaso.

AMORES FAMILIARES: ¿Alguien ha sido novio de una prima? ¿O han tenido un tórrido romance con un primo lejano? Es la carne más inmediata que la gente come, porque de hermano no se puede y las demás alternativas son bien raras como un tío o una sobrina, sin embargo hay casos de casos y más de uno se ha metido en grandes rollos por no aguantarse y ojo: La familia no perdona y siempre va a haber un familiar borrachín que te lo va a recordar en las reuniones decembrinas, después de varios tragos.

AMORES VECINALES:  Mala alternativa porque cuando no funcionan no puede renunciar como si fuese un empleo, sino que es muy probable que le toque mudarse y eso implica todos los problemas del mundo o tendrá que convivir con un vecino o vecina tóxica que es capaz de envenenarle el gato, mancharle la ropa del tendedero, quedarse con su correo o echarle pica-pica en la perilla de la puerta y ni hablar si se enamora de un vecino del mismo piso, mala idea, mudarse por desamor hoy sale muy caro.

AMORES POR LÁSTIMA: Son tan graves que le resulta mejor recoger un perrito de la calle y protegerlo, pero no caiga en el chantaje emocional de un divorciado o una viuda, un inmigrante, una desempleada, una tuerta o un cojo, no recoja gente rara para meterla en su cama, usted no es su mamá o su papá ni tiene una beneficencia, lo van a manipular y van a terminar odiándose y quizá a usted también lo boten de su propia casa, por bolsa.

AMORES CON GENTE CASADA: Todas las personas casadas que se prestan a una relación por fuera están escapando de algo, buscando algo o andan de inventores y falta respeto, si a usted le gustan los problemas, adelante, pero si al contrario desea continuar con algo de paz mental y física, no se meta en esos rollos que de por sí ya están enrollados y bastante. No sea pendejo o no sea tan pendejo, usted elige.

Finalmente lo más sano es escoger con sabiduría y aunque le suene medieval, tómese su tiempo para observar, si, observar como si fuese un psicópata, evalúe cómo es la relación de esa persona con sus padres porque si no los respeta a ellos ¿Qué le hace pensar que lo hará con usted? No deje por fuera detalles como la forma en que su “potencial pareja” se relaciona en su trabajo con sus compañeros, con sus vecinos o por donde vive, con sus amistades cercanas y las no tanto y hasta a qué tipo de iglesia asiste, si es que asiste y por qué asiste.  Mosca con los locos.

Lo ideal es evitar salir solos desde el comienzo, quedarse solitos por ahí va a propiciar muchas buenas ideas para meterse en una cama y vamos a aceptarlo, la gente quiere follar y algunos tienen años sin hacerlo o se sienten medio feítos, eso los hace muy susceptibles a cualquier frase cariñosa o salidita romanticona y les va a llevar directo a quitarse la ropita, cosa que trae algunos problemillas luego y no hablo de resfriados precisamente.

Salgan en grupos, visite su casa o déjese visitar, compartan aficiones al aire libre, lean o practiquen algún deporte juntos, cualquier idea es buena mientras no los lleve a las sábanas tan pronto en esa etapa en la que no tienen ni idea de quién es la otra persona, ya llegará el momento de salir solos y hacer cositas ricas, pero no lo haga al revés, es un pésimo negocio que ha traído rollos emocionales impensables y le ha llenado el bolsillo a psicoanalistas, psicólogos, programas de tv y pastores variopintos.

Esto no para aquí, vamos a seguir con este y otros temas, pero por lo pronto no meta la pata, piense muy bien antes de contestar un mensaje o dar su número, tómese su tiempo porque nadie le está apurando, no salga con alguien ni por lástima ni por miedo a ser un solterón, no se presione a sí mismo ni lleve cargas inútiles y sobre todo: No se busque más problemas de los que ya tiene, porque los tiene.

Sigamos conversando.

sábado, 12 de marzo de 2022

LA SOMBRA DEL PANTEÓN (MALIGNA 2) -By Sheikong-

 

 

Quiero compartir una experiencia que ha marcado toda mi vida, algo que nunca imaginé que estaría presente hasta estos días: En mi infancia era un niño inseguro, objeto de burlas por parte de los demás chicos del colegio y de mi vecindario. Mi madre siempre acudía en mi auxilio, no sé qué hubiese sido de mi vida sin su ayuda oportuna en esa etapa. Muchas veces terminé en las zanjas o dentro de los botes de basura a causa del abuso. En los juegos nunca participaba pues no era invitado ni me tomaban en cuenta para las actividades de la escuela.

Mi madre en cada una de esas ocasiones, intervenía y no solo era mi consuelo sino mi más grande admiradora y protectora. La recuerdo defendiéndome de todos y de todo, mas no así mi padre, quien se avergonzaba de mí y evitaba verme en esas situaciones, quizá porque era un alcohólico a causa de su desempleo y su mala racha, como él le decía. Las discusiones con mamá eran cada vez más seguidas, yo podía escucharles desde mi habitación y lleno de miedo me escondía en el closet hasta que los gritos cesaban. 

Recuerdo que al cumplir los trece años al fin me invitaron otros chicos del vecindario a jugar cerca del cementerio, donde había un terreno grande que usábamos de cancha de futbol, había muchas historias extrañas acerca de ese lugar y ninguno de nosotros quería entrar, salvo para buscar el balón las veces que accidentalmente caía dentro del camposanto. 

Justo como lo esperaba, llegó mi turno de pasar a buscar la pelota, estando adentro quedé muy impactado por las tumbas, las grandes cruces y todos los objetos fúnebres que iba encontrando a mi paso. Traté de tener cuidado y no pisarlas, tenía una mezcla de respeto y miedo por todo lo que la gente contaba. El balón cayó dentro de un viejo mausoleo abandonado, no era muy grande pero se veía en muy mal estado. Entré con mucho cuidado, el silencio era abrumador, la vieja placa de mármol tallada estaba tan dañada que no se entendía la inscripción como para saber de quien se trataba. El balón había quedado justo allí, lo levanté rápidamente y me di vuelta para regresar cuando por accidente pisé una baldosa que estaba a medio partir y mi pierna pasó completo hasta abajo, me costó un poco sacarla de allí hasta que con un poco de esfuerzo, lo logré.  Antes de irme, me incliné para ver por el hoyo que  había creado y al acercar mi cara, una fuerte brisa tibia y nauseabunda que provenía de allí me sorprendió en el rostro, no pude evitar tragar parte de ese aire putrefacto.  El miedo me invadió y salí corriendo de allí lo más rápido que pude.  No le conté nada a los demás chicos para evitar que se burlaran de mí, pero algo en mí se transformó ese día, mientras jugaba no dejaba de pensar lo que me sucedió dentro del panteón y lo que había respirado accidentalmente. 

No había pasado una hora cuando uno de los chicos grandes se molestó mucho conmigo a causa de una mala jugada, se acercó para reclamarme y en medio de la discusión me empujó violentamente tirándome al suelo, una vez más era objeto de risas y burlas, pero algo pasó cuando el chico molesto regresaba a su lugar y extrañamente un gran tronco seco le cayó encima golpeándolo muy fuerte y dejándolo inconsciente por unos minutos. Todos vimos lo sucedido y nos preguntábamos cómo pudo suceder. Creí ver una sombra acercándose a él antes de sucederle el accidente, pero no estaba seguro.

Las peleas entre mis padres cada vez eran más seguidas, mi madre le reclamaba su falta de compromiso pero era muy mala idea discutir con él cuando bebía, sus gritos se escuchaban por toda la casa, al punto que yo me veía obligado a salir a la calle para distraerme.  En uno de mis paseos tuve la mala fortuna de encontrarme a los chicos grandes, allí estaba el que me había empujado, me rodearon y querían que yo peleara, tuve mucho miedo y me escondí en un callejón, hasta allí fueron a buscarme con otro chico que andaba con ellos, recuerdo que me gritaba malas palabras y me sacó arrastras para amonestarme pues me acusaba de ser problemático.  Yo trataba de zafarme sin éxito, cuando unas maderas del puerto almacenadas a un lado rodaron cayendo sobre él tumbándolo de inmediato, el maltrecho joven aún se movía pero pude ver una sombra rápidamente que lo cubría hasta desaparecer, entonces recordé el evento del cementerio, la caída del tronco y todo coincidía.

Escapé como pude dejando todo atrás, camino a casa me preguntaba que sucede con esa tumba, como pasaron ambos accidentes y la presencia de la sombra, todo me indicaba que algo muy raro estaba pasando.  Le conté todo a mi mamá, quien se preocupó mucho por los extraños incidentes.  Pasé varios días encerrado en mi cuarto sin querer salir, me sentía asustado y triste pero quería saber más del Mausoleo  así que a escondidas de mis padres fui hasta el camposanto y con mucho temor traté a entrar al Panteón pero estaba cerrado, como si no hubiese sido abierto en años, por más que traté de entrar no pude, me asomé a través de un vidrio roto y todo estaba igual adentro, inclusive el hoyo que causé al partir las baldosas.

Al voltearme me di cuenta que un extraño anciano me estaba observando, era el raro cuidador del cementerio quien se me acercó y me dijo que la historia se estaba repitiendo en mí, sabía quién era yo y aunque era un hombre misterioso, me dijo que el mausoleo perteneció a un viejo muy perverso y avaro, que se negó a morir de una rara enfermedad y juró volver para vengarse de quien molestara su descanso.  Contó también que hace años un joven entro al Mausoleo con unos amigos solo para molestar y luego fue perseguido por una sombra desencadenando una ola de eventos paranormales, me recomendó luchar anulando el juramento con un poco de agua bendita, una cruz y otros implementos.  

Regresé corriendo a casa a contarle a mi madre a riesgo de que me regañara por volver al cementerio, al llegar escucho de nuevo los gritos de mis padres en sus discusiones habituales.  Al rato mi madre me comunicó que era mejor que pasara un tiempo en casa de los abuelos, que este sitio no era seguro para mí, así que esa tarde empaqué y me subí al camión de un buen vecino que se ofreció a llevarme.  En el camino reinaba el silencio y el aburrimiento, hasta que vi de nuevo la sombra pasar frente al parabrisas, era un mal presagio para mí y ya sabía lo que iba a pasar.  Traté de advertirle al chofer pero no me creyó y comenzó a hacer burlas acerca del tema, me agarré muy fuerte ya que el camión empezó a fallar en una bajada perdiendo estabilidad, el vecino hizo lo que pudo pero nos estrellamos a un lado de la carretera contra un árbol, después del fuerte impacto me incorporé y vi al pobre hombre paralizado de miedo y muy aterrado.  Las autoridades me llevaron a casa y mi madre me recibió visiblemente afectada por todo lo que ocurría a mi alrededor, pude contarle todo lo sucedido y me escuchó muy asombrada e hizo algo que nunca olvidaré: Decidió defenderme hasta del más allá o de lo que fuese que habite en ese panteón, siguiendo las indicaciones del viejo cuidador.

Y así lo hicimos, al final de la tarde llegamos al camposanto, ella consiguió agua bendita, cruces, una biblia y otras herramientas que podrían ser útiles.  Esta vez la puerta estaba entreabierta, lo cual me pareció más raro aún. Mi madre roció la tumba con el agua, colocó la cruz encima y trató de juntar las baldosas rotas, cuando apareció de nuevo ese olor putrefacto que llegó con una fuerte brisa que venia del hoyo, a mi madre no le dio tiempo de reaccionar, esta vez la sombra se presentó muy veloz y la lanzó muy fuerte contra la entrada del Panteón golpeándose en la parte de atrás de la cabeza esta vez la sombra había ido demasiado lejos, lleno de temor grité por ayuda pero estábamos solos, mi madre pudo reaccionar de a poco y salimos huyendo despavoridos hacia la casa a avisarle a mi padre lo sucedido, no sin antes ver como la sombra se retorcía y regresaba por el hoyo. 

Al entrar a la casa sentimos el aire tibio, vimos a mi padre de espaldas sentado en la pequeña mesa de la cocina con la luz apagada y la botella de licor en las manos, de nuevo se había intoxicado.  Estaba inmóvil, silencioso y notamos que tenía el mismo olor a podrido de la tumba, pasados unos minutos solo se movió para decirnos que sabía lo sucedido y que no lo lamentaba porque ambos buscamos que eso nos pasara.  Nos dijo lo que tanto ocultaba:  El también cuando joven visitó el mausoleo y tuvo un experiencia paranormal muy fuerte, nos contó como tuvo su primer encuentro con la sombra del panteón y la forma como lo persiguió durante años al igual que lo hace conmigo.  Esos eventos lo afectaron profundamente y no pudo superarlo por más que lo intentó. La bebida era solo un escape no sólo a su mala situación económica y personal sino al recuerdo espantoso de aquel lugar.

No podíamos creer lo que estábamos escuchando, era la mayor tragedia de nuestra vida, todo a nuestro alrededor se estaba desmoronando, parecía que el mal finalmente había triunfado y nada podíamos hacer más que huir y alejarnos no sólo de mi padre que se había rendido a los malos recuerdos y al alcohol, sino de este sitio que nada bueno guardaba para nosotros.  Con mucho pesar y llenos de incertidumbre, así lo hicimos, mi madre y yo salimos de lo que conocíamos como nuestro hogar para nunca más volver dejando atrás estos episodios tan oscuros que esperamos no regresen a nuestras vidas.

FIN


sábado, 5 de marzo de 2022

CINEMA -Por Sheikong-



Llevo varios años con esta historia trabada en mi garganta, ni a mi esposa le he podido contar aquellos eventos tan raros que me sucedieron. Todo comenzó un sábado en la tarde hace varios años ya, ese día transcurría como muchos anteriores, nos preparábamos en casa para ir al cine y pasar una tranquila tarde en el viejo centro comercial, era nuestra tradicional salida sabatina.

Como llegamos temprano, decidimos comernos algo, mi esposa y mis hijos–como buenos adolescentes– ordenaron su pizza preferida, yo sólo tomé una fría gaseosa que bastaba para mí.  Naturalmente mientras comenzaba la película, me atacaron las ganas de orinar, me levanté con cuidado y me dirigí a los baños como siempre. Como soy tan despistado, al regresar no recordé la sala en la que estábamos aunque solo eran unas cuatro y todas parecidas con las entradas en un largo y oscuro pasillo, así que no lo pensé mucho y entré en la primera y por más que busqué a mi familia no los encontré. De pronto escucho que me susurran, era una dama quien me invitó a sentarme a su lado, para decirme:

–¿Está perdido? ¿No encuentra a su familia?

–Pensé que ésta era la sala, pero no…y tampoco es la película.

–Quédese con nosotros, sólo somos mi hija y yo. Somos buenas personas, le gustaremos.

–No entiendo a qué se refiere usted.

–Mi marido se fue, nos dejó hace un año y la verdad es que me siento muy sola, necesito sentir de nuevo la mano de un hombre y ya que usted perdió a su familia, bien le vendría vivir con nosotros. ¿Qué me dice?

–Le agradezco la propuesta, es muy amable pero no puedo.–Le respondo susurrando–

–¿Es por mí verdad? ¡Por mi carácter! Usted es igual a todos, le agradezco que nos deje solas, no quiero verlo cerca de mi hija y por favor, olvídese de mí. ¡No intente volver a verme! ¿Cómo se le ocurre juzgarme por mi forma de ser?

La extraña y loca mujer volteó hacia la pantalla y no habló más, tiempo que aproveché para marcharme. Caminé unos pasos para entrar a la sala contigua, de nuevo me encuentro en un largo pasillo oscuro y de inmediato me doy cuenta que no es la película, cuando siento que me tocan la pierna con fuerza, era un extraño hombre calvo con saco de cuadros y corbatín rojo, quien me dijo hablando muy bajo:

–¡Pensé que no ibas a llegar! ¿Por qué tardaste tanto!

–Disculpe señor, me debe estar confundiendo con alguien más, yo solo estoy perdido…

–¡Ustedes siempre dicen lo mismo! ¿Qué hiciste con el auto? ¿Todo salió bien?

–No sé de qué me habla–Le explico sentándome a su lado–Mi auto está allá afuera y ya me largo.

–Estoy de acuerdo, pero llévate esto y dáselo a los muchachos, lo demás es tuyo–El extraño hombre me entrega muy disimuladamente una bolsa de papel con algo adentro–Anda, lárgate…si te necesitan te llaman de nuevo, ¡Ahora piérdete!

Y así lo hice, no por seguir sus órdenes sino por salir de allí y acabar con esa locura, mi familia debe estar esperándome. Ya estando afuera, reviso el contenido de la  arrugada bolsa, la abro con cuidado y cuál es mi sorpresa: ¡Era un fajo de dólares! ¡Muchos billetes de cien dólares! Pienso rápidamente que debe haber un error acá y entro a la sala para devolverlos, pero ya el hombre no estaba y por más que lo busqué no lo encontré.

Asustado y extrañado me dirijo a la siguiente sala, por cierto todas son muy parecidas, al entrar no veo a mi familia ni es la misma película, me volteo para salir por el estrecho pasillo cuando me encuentro a un hombre que me detiene por un brazo y me dice:

–Es la última vez que te lo voy a pedir, ¡Déjala tranquila! ¿No entiendes que sólo te busca porque eres el único familiar que le queda?

–Perdón, me da un permiso, me confunde con alguien–Le contesto apresurado tratando de zafarme–

–¿Sabes que me molesta?  No tienes idea de lo que vivimos por tu culpa, estamos quebrados, a punto de que nos echen y además apareces cuando te viene en gana, por favor, déjanos en paz y lárgate–El fornido hombre rompe a llorar recostándose a la pared–¡Vete! ¡Por favor sal de nuestras vidas!

Más confundido que nunca y en un arranque de bondad, le entrego el sobre, lo coloco en sus manos y le digo al oído: –Si de verdad están quebrados…esto les va ayudar, ahora me voy.

Salgo corriendo al pasillo, ya sólo me queda una sala y no puede haber más errores así que entro confiado buscando a mi familia, quienes con suerte están justo donde los dejé, agradezco al cielo y me siento al lado de mi esposa sudando y jadeando, quien me dice:

–¿A que no sabes qué pasó?  A la protagonista la dejó el marido, pero ya tiene otro que la ama pero se quedaron sin nada y los van a desalojar, entonces acaba de encontrarse una bolsa llena de dólares extraviada. ¿Tú has visto un guion tan absurdo? ¡Esto no es un drama Miguel, eso apenas da risa!

La miré fijamente y la abracé muy fuerte, le di un beso en la mejilla y otro en la frente mientras mis hijos nos mandaban a callar. Ella extrañada me dijo: –Esto es lo último, las películas malas te vuelven cariñoso…ay Miguel ¡Tú tienes unas cosas como de loco!

–Sí, mi amor…yo tengo unas cosas. (No vuelvo a salir al baño).

FIN


miércoles, 2 de marzo de 2022

LA PAZ DEL ZULÚ -Sheikong-



CAP 1 NATAL, LA TIERRA MADRE

Bongani es un chico brillante, preparado y además es un Zulú.  Sí, es un Zulú, ingeniero graduado y heredero del gran espíritu guerrero de este fuerte pueblo. Xolani, su padre, nunca ha estado más orgulloso de su hijo: Hoy emprenderá el viaje que le llevará a recorrer el mundo conocido y no sólo será un embajador de su tribu, sino de su clan familiar ahora gobernado por este viejo hombre de cuatro esposas cuyo nombre significa “Paz” y que hace ventisiete años decidió nombrar a su Primogénito Bongani, que significa “estar agradecidos”.

Muchas historias van cargadas en la mochila emocional de Bongani, todas aquellas que le fueron entregadas, que describen por qué son la tribu más numerosa de Suráfrica y algunas vez la más temida por Ingleses y Boers,–Estos últimos colonos descendientes de los Holandeses– justamente los que pretendieron apropiarse de sus tierras milenarias en el año mil ochocientos aproximadamente, cosa que lograron temporalmente.

Bongani fue educado formalmente desde niño, su padre al contrario de otros, tenía muy claro que las próximas batallas Zulúes debían ser ganadas en otro terrenos, como el de las letras, los números y el conocimiento actual, por eso su esmero en lograr que su hijo se graduara en la Universidad pública de KwaZulu-Natal en Durban.

Xolani tiembla de orgullo al despedir a su hijo, pasada la ceremonia de despedida donde fue encomendado a sus ancestros en la choza vacía, le recuerda que no viajará solo, que Nkulunkulu influirá en sus asuntos y lo traerá de vuelta a casa, tal y como se lo han pedido en oración. Pero una sola petición tiene Xolani para Bongani y es que traiga un mensaje de paz y hermandad de todo aquel que pueda obsequiarlo y el día en que regrese, llegue directo a contarle acerca del pensamiento del hombre moderno para conocer el mundo que se encuentra tan lejos de las montañas Drakensberg y del Valle de las Mil Colinas.

 CAP 2  GESTIÓN DE PAZ

Bongani viaja con el susto incómodo de la primera vez, ese que nunca olvidamos. A medida que se aleja de la tierra madre recuerda con mayor claridad las narraciones de su padre acerca de Shaka Zulu y las viejas ilustraciones de cómo transformó a la otrora pequeña tribu en las más aguerrida y numerosa de toda la nación.

A su llegada a Londres no tarda en caer en gracia con sus compañeros de labores, su espíritu competitivo y su don de servicio resultaron una novedosa y agradable mezcla dentro de la transnacional que lo había pedido como asistente del ingeniero en jefe.  A menudo extrañaba su gente, su clima y sus costumbres habituales, pero al mismo tiempo se maravillaba ante todo aquello que ahora se revelaba ante sus ojos y enriquecía su experiencia en forma abrumadora.

Pasados unos meses recordó la petición que le hizo su padre Xolani y decidió comenzar progresivamente a llevarla a cabo.  Para ese momento ya había formado un vínculo sólido con su superior, el ingeniero irlandés Patrick Murphy, un hombre ameno que le doblaba la edad y con quien a menudo sostenía conversaciones filosóficas.

–Señor Murphy, ¿Qué significa para usted la paz?–Le pregunta Bongani con seriedad–

–¿Te soy honesto? Para mí significa ejercer mi profesión, cubrir los gastos, regresar a casa a diario y ver a mi familia, no olvides que mi pueblo también fue abusado por Inglaterra, tengo mucho que dejar atrás pero si tengo eso, lo tengo todo mi amigo.

Bongani pudo entender entonces a Murphy y a la vez pensó que eso no puede ser todo, debe haber mucho más acerca del tema, en caso contrario su padre no se hubiese sentido tan atraído por la idea.

Cierto día mientras se familiarizaba con un café arábico, entabló conversación con un hombre caucásico mayor, que se encargaba de recoger las mesas, al cual le preguntó:

–Señor, ¿Qué es la paz para usted?

–¿La paz muchacho?–Le contesta mientras le mira a los ojos– Yo no tengo paz, dejé a mi familia en Alemania con la excusa de venir a producir y nunca más volví. Los cobardes nunca tienen paz.

Para Bongani era muy complicado entender cómo un hombre se desliga de su tribu, de su familia, por tanto decidió seguir preguntando mientras lo pudiese hacer.

Pasadas unas semanas y bajo una lluvia torrencial, esperaba el transporte público en una parada, una chica desconocida le acompañaba en su infortunio y luego de cruzar algunas frases intrascendentes, le pregunta:

–¿Qué es para ti la paz? ¿Lo sabes?

–Chico, trabajo de acompañante para hombres desconocidos, a veces no quiero que me lleven y pido al cielo que me cancelen, pero eso no pasa.  Así que la paz para mí es llegar a casa, darme una ducha y quitarme todo el asco de encima, tomar un té y sentirme dueña de mí aunque sea por un rato, eso es.

Bongani sabía por demás lo que había sufrido su pueblo esclavizado por unos pocos colonos en las plantaciones de algodón, así que supuso entender esta vez aunque cree que necesitarían millones de duchas para lavar el dolor de sus ancestros.

En los meses seguidos estuvo tan ocupado que olvidó hacer sus consultas, hasta el día que conoció al vicepresidente de la empresa que le contrató, era un hombre mayor, arrogante y muy seguro de sí mismo, el cual lo retó a que le formulara cualquier pregunta, la que fuese y si no la pudiera responder, lo ascendería de inmediato.

–Bueno, Señor…–Titubea un poco Bongani–No puedo evitar preguntarle ¿Qué es la paz para usted? ¿Cómo la describiría?

–Chico–Responde firme el anciano– Entre todas las preguntas que podías hacerme, ¿Prefieres hablar de esa tontería? Pues te respondo, la paz la construimos si nos ayuda a enriquecernos, igual que la guerra. Es vital hacer negocios en ambos tiempos, sin sentimientos ni pesares, “vende y retírate” esa es mi consigna, lo demás no me incumbe.

Bongani no daba crédito a las palabras del viejo, si los Zulú hubiesen pensado así hoy serían una tribu muy próspera pero no ocuparían un sitial de honor, de hecho hace poco el presidente de toda Suráfrica era un Zulú, el señor Jacob Zuma y esto fue un gran logro.

Naturalmente el ascenso no le fue otorgado, pero no fue impedimento para relacionarse al más alto nivel y en medio de una celebración a la cual fue invitado pudo sostener unas palabras con el Primer Ministro al cual le preguntó:

–Primer Ministro, deseo consultarle que significa la paz para usted. ¿Qué me diría?

–Joven Bongani–Le respondió brevemente antes de iniciar unas palabras para toda la concurrencia– La paz es lo que somos, nuestro carácter nos delata y nos convierte en verdugos o víctimas, yo prefiero apostar al respeto del otro aunque no pensemos igual, si lo hago habrá “gestión de paz” y es la única forma de volver a casa y dormir tranquilo como un bebé.

El Primer Ministro se retiró y Bongani pensó en el respeto, en la consideración y en cada palabra que acababa de escuchar, quizá era tiempo de sacar algunas conclusiones.

                                                        CAP 3 EL VIAJE DE XOLANI

Al cabo de unos meses recibió una llamada, su padre se encontraba muy mal de salud  y se requería su presencia si fuese posible. Bongani hizo los arreglos y en un par de días se encontraba en el lecho de su padre, al lado del jefe de la tribu quien se había acercado dada la gran amistad que les unía.

Xolani se alegró mucho de volver a ver a su primogénito así como agradeció a los ancestros el haberlo cuidado en su periplo de vuelta, no dejaba de agradecer y de acariciar la cara de su hijo, a pesar de los intensos dolores que sentía.

–Padre, ya tengo conclusiones, acerca de aquello que me pediste antes de irme–Le dijo Bongani apresurado–

–¿De qué me hablas hijo mío?  Has de estar confundido…–Responde su padre haciendo un gran esfuerzo–

–Padre, acerca de la paz, te puedo decir que logré escuchar del mundo moderno, hay cosas que necesitas saber.

–Ah, ya recuerdo…a ver Bongani, ¿Que te sucedió?

–Padre, la paz no es algo espontáneo, sólo se logra si trabajamos por ella, es decir si creamos las condiciones, hemos llegado hasta acá derramando sangre nuestra y de otros y eso ya no se puede borrar, pero la paz siempre estuvo allí sólo que no supimos cómo lograrla. Para unos es ejercer su profesión, para otros llegar a casa, para otros es valentía, libertad o sentirse dueños de sí mismos. Tiene muchas caras pero el fin es el mismo siempre: Tranquilidad, padre.

Xolani miraba hacia el cielo mientras escuchaba las palabras de su hijo, tardó unos minutos en hablar, hasta que con dificultad le dijo en voz muy baja:

–Cuando hice esta petición estaba aterrado por la idea de perderte, toda mi valentía se desplomó ese día hijo, aunque no temía perderte en el mundo pues te formé para que volaras lejos, mi temor radicaba en no volver a verte pero como ya ves, acaba de desaparecer mi miedo, me uniré a mis ancestros con la tranquilidad de verte de nuevo y eso me da paz, mucha paz.

–Padre y todas esas personas que conocí ¿Crees que están erradas?

–Al contrario hijo, cada quien tiene sus motivos de paz, pero te contaré un secreto y nos despediremos: Ese día antes de irte consulté al jefe, me preocupaba que te alejaras de lo que hemos sido y somos, quizá seducido por lo que habrías de conocer, a lo que el viejo sabio me respondió: “Dale un motivo para recordarnos y siempre será nuestro”.  Pasé varios minutos pensando cómo lograrlo y fue cuando los ancestros me susurraron ideas acerca de la paz Zulú. Lo hice para mantener tu pensamiento cerca de casa, para no perderte y para allanar tu camino de regreso. Y lo lograste hijo mío, lo lograste.

Esta tarde Xolani partió de este mundo a reunirse con sus ancestros, Bongani aún pensaba en la astucia del jefe y la petición de último minuto de su padre, recordó con ternura cómo sus preguntas acerca de la paz no evitaron alejarse de su origen sino que le acercaron a otras personas de diferentes pensamientos, oficios y estratos sociales, abriendo las puertas de un mundo fascinante.

Y concluyó con paz en su corazón, para su presente y los tiempos por venir. Xolani no se equivocó, está llegando el tiempo de Bongani y los hombres que reposan sus armas, construyen la paz y luchan con las letras y el pensamiento, no sólo en la región de Natal sino en toda la hermosa extensión Surafricana.

FIN