SUBURBIA BOOKS

martes, 21 de diciembre de 2021

LA MIERDA SALVA (Microrelato 250 palabras) / GANADOR DEL CONCURSO DE MICRORELATOS AUTORES AL ANOCHECER / ARGENTINA / ENERO 2022

 


                                                                    LA MIERDA SALVA (Microrelato)

Corría el año 1915 y mi abuelo Fortunato servía en el frente en la Primera Guerra Mundial cuando le dieron ganas de cagar, por lo cual corrió de la trinchera a un caño infinito, estando allí hubo un ataque del enemigo y acabaron con su pelotón, mi abuelo pensó: La mierda salva.

Años atrás caminaba a pedir la mano de Lorenza mujer de gran cola y a dos casas de llegar le entraron ganas de cagar repentinas y tuvo que devolverse, nunca pidió su mano pero ella cinco años después apuñaló a su esposo mientras dormía y se suicidó en un ataque causado por una enfermedad mental no diagnosticada según la autopsia, mi abuelo dijo: La mierda salva.

Cuando niño entró a robar unas manzanas con sus primos y fueron sorprendidos por el propietario quien disparó su escopeta, en la huida mi abuelo quedó atrás y al momento del disparo pisó una cagada porcina suave como pomada, se agachó a sacar el zapato trabado y una bala pasó a centímetros de su cabeza haciendo un dibujo en la oreja de su primo Enzo, mi abuelo dijo: La mierda salva.

Y hasta el día en que fue concebido, sus futuros padres estaban detrás del establo escondidos con los pantalones abajo cuando fueron sorprendidos por la envidiosa prima gorda Giuseppina quien se cagó del susto, corrió avergonzada a asearse y nunca pronunció nada, la madre preguntó: ¿Y eso que fué? Su padre sonriendo respondió: La mierda salva.

                                                                                            FIN

lunes, 20 de diciembre de 2021

CAP. 8 / EL ESPEJO OSCURO

 


LA MUERTE EN EL ESPEJO -By Sheikong- (Caracas, 2021)

Después de abandonar el olvidado pueblo donde creció para vivir en la moderna capital, Martín recibe una agria noticia y debe retornar para encargarse del entierro de su madre, único familiar cercano que tenía y al volver descubre que el sitio no era lo que él pensaba al desencadenarse una serie de extraños eventos que lo involucran y que harán de su estadía una odisea densa y asfixiante plagada de incoherencias.

Capítulo 8 / EL ESPEJO OSCURO

Camino hacia el pasillo de los cuartos, no dejo de pensar en la frase de mamá, en esa puerta que tanto quise abrir y en la oportunidad que tengo ahora. Solo encienden algunas luces dentro de la casa, así que no tengo la mejor vista del pasillo y aunque la casa es pequeña, tengo cuatro puertas frente a mí: a mí derecha el cuarto de mamá, luego el mío y a mi izquierda el cuarto vacío donde nunca había nada y seguidamente el cuarto cerrado, hacia allá me dirijo.

El sonido de los grillos inunda toda la casa, imposible ignorarlos. Escucho mis pasos como hacen rechinar la vieja madera del piso, mi respiración se acelera y puedo sentir los nervios que me asaltan de repente. La llave en mi mano derecha, la acaricio y palpo todos sus detalles con mis dedos, siento la textura del patinado producto de los años y la humedad, supongo.  Mi vista se adapta  a la oscuridad que aunque no es total, a esta hora de la noche impide ver con claridad por donde camino. Ya frente a la puerta del cuarto secreto, me detengo como quien trata de evitar lo inevitable, lo impostergable y lo que tanto he esperado ahora está frente a mí, disponible a un par de vueltas del cilindro de la cerradura, así de cerca estoy de saber que hay allí.

Recuesto mi frente en la vieja puerta para cerrar mis cansados ojos y pensar un poco.  Percibo claramente el olor a humedad que emana de la madera, me lleva directo a mi infancia y aquellos momentos con mamá que no cambiaría por nada del mundo. Como aquel día que me sentó en sus cansadas piernas para contarme como conoció a Papá y cuánto significaba yo para ellos, me dijo que no lo odiaba por irse y que yo tampoco debía hacerlo. Acostumbraba a hacerme cerrar los ojos para pasar su tosco dedo índice por mi rostro como si me estuviera dibujando, recorría cada detalle de mi pequeña cara y mi parte preferida era cuando tocaba mi nariz viniendo desde la frente y deteniéndose justo en mis pequeños labios, con dos de sus dedos se aseguraba que yo no pudiese hablar para entonces decirme al oído:

¿Escuchas eso Manuel? ¿Lo oyes?Susurraba ­­­tan cerca que lograba que se me erizara la piel–

–Manuel…mi cielo bello, eso que no oyes es el silencio de estos montes pero lo que si puedes oír es a tu madre diciéndote cuanto te ama, eso sí puedes ¿Sabías eso Manuelín?

Para ese momento mi madre me soltaba los labios, pero yo por respeto no me atrevía a abrirlos, solo afirmaba moviendo con mi cabeza de arriba abajo y sonriendo con los ojos aún cerrados. Eso sucedió muchas veces, supongo que mamá se aseguraba que yo recordara algo bonito junto a ella, que no olvidara que me amaba y que nunca odiara a mi padre.

–Manuel, en el corazón guardamos los recuerdos más valiosos de nuestra vida, como este momento y muchos más que tendrás inclusive después que yo me haya ido. Cuida tu corazón. No guardes rencor a tu papá, él se tuvo que ir y nadie acá sabe la verdad, pero tú y yo vamos a recordarlo con ternura y respeto. Él no va a volver y nosotros vamos a seguir con nuestras vidas, eso es todo lo que debes saber.

Con mi frente aún recostada en la puerta viene este recuerdo tan claro, tan nítido a mi mente que casi puedo vivirlo a plenitud, mi memoria es tan exacta con algunas cosas y no deja de asombrarme.  Creo que llegó el momento de abrir, quizá no haya nada interesante adentro o esta no sea la llave. Sólo hay una forma de saberlo.

Me separo de la puerta, me paro firme e introduzco lentamente la llave, hasta ahora parece calzar mientras tiembla mi mano y aumenta mi sudoración producto de la tensión que esto me produce.  La llave llegó hasta el fondo y allí la dejo por unos minutos, sé que solo es cuestión de hacerla girar y saciaré mi curiosidad, me ocuparé de la venta de la casa y volveré a mi vida lejos de aquí.

Trato de girar el cilindro, lo cual logro con gran dificultad, aplico más fuerza ya que el sistema debe estar tan descuidado como el resto de la casa.  Logro una vuelta y ya voy hacia la siguiente, cosa que no tardo mucho en hacer, está listo y creo que ya puedo abrir la puerta de “El cuarto secreto”.  Empujo suavemente con mi mano izquierda, las bisagras me ofrecen resistencia y hacen un ruido que solo lo logra el metal contra sí mismo cuando no está engrasado.  Me veo obligado a aplicar mucho más fuerza, lo que pensé que sería algo sencillo se está convirtiendo verdaderamente en una lucha.

Con algo de dificultad, lo hice y ya estoy abriendo hasta donde me lo permite.  El olor que despide la humedad se siente apenas entras y seguro debe haber un par de bichos muertos por ahí porque adicionalmente me llega el mismo olor nauseabundo del baño, solo que un poco más tenue. No puedo ver nada y apenas si percibo que hay algunas cosas acá adentro, la luz de la cocina llega con muy poca intensidad hasta acá y no resulta muy útil. Palpo la pared que está a la derecha de la puerta tratando de ubicar el interruptor y me resulta imposible. Siento la superficie muy áspera y levantada de la pared, es muy posible que la humedad haya hecho estragos por acá, además del polvo, la suciedad y los roedores.

No veo nada, voy a la cocina por una vela o algo me pueda ayudar a alumbrar el cuarto, lo hago lo más rápido posible y por eso me dirijo directamente al rinconcito donde mamá guardaba las velas y unas cuantas cajas de cerillos, costumbre que le quedó desde los días en que no existía el servicio de luz en Matorrales, yo no lo recuerdo pero mamá llegó a contarme acerca del revuelo y la bonanza económica temporal que causó la instalación del tendido eléctrico acá en la sierra desde los pueblos de abajo hasta Las Flores y El Rincón que son los últimos caseríos que puedes conseguir si sigues esta vía hacia el norte, como buscando salir al mar.  Los equipos de obreros, técnicos y representantes del estado se instalaron en aquellos meses en el pueblo, consumiendo toda la comida, bebida y hospedaje posible. Por un tiempo Matorrales se convirtió en un sitio próspero y muy visitado, inclusive las cuatro grandes se vieron obligadas a traer mujeres de la costa para atender la demanda del burdel, nada mal para un sitio de apenas cuatro calles.

Volviendo a la cocina, tenía toda la razón, allí estaban las velas junto a los cerillos. Sin mucho afán logro encender la más entera y me dirijo nuevamente hacia el cuarto con cuidado de no apagarla, la vibrante luz me muestra el camino con claridad a cada paso y me conduce directo a llevarme una nueva sorpresa en este día tan extraño: La puerta completamente cerrada, la llave pasada y el cordón que cuelga de ella aun moviéndose.

Solo hay una explicación: El viento, cerró la puerta mientras me descuidé.  Aunque es una noche sin brisa uno nunca sabe cuándo se acerca una ráfaga de aire, esa es la verdad. De nuevo abro la puerta y entro, esta vez se me hizo más fácil y no ofrece tanta resistencia. Me causa gran curiosidad las cosas que veo acá adentro: Una vieja mecedora tapada a medias con un cobertor, algunas cajas con libros, latas viejas bastante oxidadas, un taburete manchado y en un rincón un gran espejo, de esos de cuerpo entero, también cubierto no solo con una tela gruesa sino como todo lo demás con una pesada capa de polvo y telarañas por doquier.

Debo zanquear un par de cajas para llegar hasta el espejo, la vela alumbra pero no tanto como yo esperaba. Lo observo por unos minutos y me volteo para dar una última mirada al cuarto antes de salir, ahora me siento contrariado por lo que he conseguido acá o más bien por lo que no conseguí. Solo cachivaches y ese estúpido espejo, definitivamente me darán muy poco por esta propiedad, nada vale y el terreno no está cerca de la plaza como para valorarlo.

Luego de pensar unos minutos, decido salir de este sucio cuarto, no vaya a ser que el polvo terminé ocasionándome una nueva alergia, antes voy a echar un vistazo al espejo y le quitaré ese viejo trapo que lo cubre. La tela está asegurada con unos imperdibles que la sujetan de lado a  lado a manera de forro, quien lo hizo se aseguró de esto ¿Sería mamá? Supongo que sí, era muy laboriosa para todo, si lo sabré yo.

Creo que está listo, liberado el espejo de su prisión textil, dejo caer la pesada tela y bueno, otra sorpresa más: Creo que no es un espejo, si es un tipo de vidrio pero es completamente negro, no refleja nada. ¿Qué haría mamá con algo así?  ¿Cuál será su utilidad? ¡Otro trasto inútil para desechar!

No había terminado yo de pensar en qué hacer con un espejo que no refleja, cuando comienza a cambiar el sucio vidrio, ya no está negro mate sino que empieza a reflejar por los bordes hacia el centro, pero no es un reflejo común, la luz opaca de la vela me permite ver más cosas que las que hay dentro del cuarto ¿Qué sucede acá? ¿Cómo puede suceder esto? Es una mezcla del cuarto y de otro sitio peor o igual de abandonado, pero no es posible, un espejo no funciona de esta manera.

Me toma otros minutos reponerme a la sorpresa y tratar de comprender lo que tengo frente a mí, no soy crédulo de cualquier cosa pero tampoco un escéptico a rajatabla y esto está muy raro.  De tanto observarlo mi vista se acostumbra al extraño reflejo y ahora si sucede lo impensable: ¡Algo se está moviendo dentro del espejo! ¡Al fondo hay una figura que se mueve y se acerca! Esto no es nada lógico ni posible, casi caigo hacia atrás, la sorpresa me obliga a tropezarme. ¡Malayo el día que me vi obligado a venir a este pueblo de nuevo!

¿Qué significa todo esto?

CONTINUARÁ

viernes, 17 de diciembre de 2021

ELLAS VIENEN A BRILLAR -Por Sheikong-



ELLAS VIENEN A BRILLAR (Para mi amada Luisiana) -Por Sheikong-

Hay quienes relatan que cada cierto tiempo los seres maravillosos encuentran a alguien a quien cubrir con su magia buena, dicen que éstos juegan un poco para luego sorprender con despliegues de colores y brillos sin igual, afortunado aquel que presencia su bondad y controla el miedo para disfrutar sus danzas, sus soniditos y el titilar de su ropitas.

Recién me sucedió algo hermoso, de esos instantes irrepetibles que te hacen dudar de la realidad y te tocan en lo más profundo con dosis exactas de esa fantasía que creíamos olvidada. Un par de noches atrás  me costaba conciliar el sueño, después de dar  vueltas en la cama decidí ir por un vaso con agua para refrescarme, camino a la alacena decidí entrar a tu habitación, estaba fresco y quise asegurarme que estuvieras cubierta. 

Confieso que tu cuarto me ha parecido el sitio más maravilloso del mundo, allí puedo encontrarme con peluches, notas, dibujos y rayones que me llevan a encontrarme con dulces recuerdos de tu infancia y del recorrido de tus primeros logros, de los cuales mamá y yo fuimos testigos de excepción.  Esa noche al verte de cerca experimenté la sensación de amarte nuevamente, de saberte mía por el momento, sin más temores que aquellos propios de verte crecer.  Me tomé unos minutos para observar tu carita sobre la almohada y fue entonces cuando vi el brillo de la luna cruzando la ventana y reposando sobre ti.

Por unos instantes me enamoré al verte con un sentir agradecido, consciente y que me producía una inmensa ternura.  Sólo salí de mi estado contemplativo para sorprenderme al ver unas pequeñas luces que de pronto emergían y provenían de los rincones de tu cuarto.  Créeme,  estoy seguro que ellas volaban sobre ti. Fue lindo como te cubrían, llegué a pensar que eran luciérnagas pero no, estas eran algo muy diferente. No tuve miedo ni necesité espantarlas, muy al contrario me llenaron de aquella confianza que había desaparecido en mí y dediqué toda mi atención a disfrutarlas.  Me acerqué un poco más y vi que eran pequeños seres con alas, ropitas delicadas y cabellos alborotados, brillaban al pasar sobre ti.  ¡Qué lindo como sonreían! ¡Ellas venían solo a brillar, solamente a brillar por ti!

Con tu carita iluminada, juraría que te vi sonriendo. Dos hadas se posaron en tus ojitos y te imaginé descansando entre las nubes. Y así como llegaron, desaparecieron. No sé cuánto tiempo pasó, ya no estaban.  Tanta emoción me dijo que no podía esperar hasta la noche siguiente para visitarte de nuevo y decirte al oído que todo va a estar bien, que todo mi amor está contigo. 

Quiero contarte que no fue un sueño, que entré a tu cuarto y vi volar a las hadas, que ellas vinieron a brillar sobre ti y sonreían, pero no puedo.

Hoy quiero verte, pero no puedo.

Papá.

(Inspirada en el tema country “They comes to shine” compuesto por Sheikong con arreglos de Andrés Cizsmadia)

martes, 14 de diciembre de 2021

UN HOMBRE EXITOSO -By Sheikong-

 


UN HOMBRE EXITOSO -By Sheikong-

Hablando conmigo mismo, creo que estoy listo y no tengo miedo. Emerger de un seno familiar desprovisto me generó un gran deseo de surgir y hoy puedo concluir que no lo hice nada mal, soy mucho más grande que todos mis sueños juntos y tengo mis argumentos. Disfruté de la grata compañía de tres consortes, eso es lo que hace un gran hombre, uno exitoso.  Los hombres de negocios somos familiares por convicción, como nuestros pares sicilianos.  Ninguna de ellas se atrevió a prodigarme una visita acá en mi lecho de muerte y no me incomoda en lo absoluto, les otorgué una vida llena de privilegios e hijos, grandes aspiraciones tratándose de unas mujeres bastante comunes. Fueron tres compañeras maravillosas llenas de virtudes pero ninguna logró equipararse a mi paso y terminaron descartadas, eso sí, muy bien acomodadas, yo era el objeto constante de sus quejas, no así mi caudal.

 

Puedo asegurar que mis hijos varones son tan exitosos como lo soy yo, todos casados con damas de su mismo nivel, excepto el pequeño Teódulo que resultó ser un moderno soñador ecológico de esos que creen salvar el planeta a diario. Teo es el único perdedor de mi camada y no por eso lo aparté, tiene su futuro asegurado y un lugar reservado en alguna de mis  juntas directivas para el día en que decida dejar de hacer el ridículo.

 

Aún me considero una muy buena persona y para respaldar mi aseveración diré que mi grupo de empresas queda completamente blindado con fideicomisos productivos e inversiones programadas que convertirán a mis socios en unos hombres tan ricos que no sabrán qué hacer con tanto dinero, eso no lo dudo.

 

Para definirme un poco, nunca fui de esos risueños empresarios generosos que obsequian su dinero a cambio de loas sentimentales, yo era de los que invertían razonablemente, apostaba al ganador o manipulaba los resultados, pero no iba a deshacerme de lo que tanto me costó amasar.  Competí en la vida y gané, destrocé sin dudar a aquellos que se consideraban  mi competencia o pretendían serlo. Mi estilo despiadado les sorprendía, les tomaba por sorpresa pero también los seducía y terminaban a mis pies, como todos.

 

Tanta tensión deterioró gradualmente mi salud, justo antes de entrar en la fase terminal tuve la reunión más curiosa de todas, sabiendo que ningún familiar estará presente en mis exequias me di a la tarea de contratar a una agencia que oportunamente se encargará de todos los detalles: Tendré un funeral de alto nivel que incluye no solo el mobiliario, locación, decoración y una selecta degustación acorde a la ocasión, sino que la agencia en cuestión también proveerá los invitados quienes son actores muy serios que fingirán dolor, tristeza y algo de lágrimas aunque no en ese orden. El casting  fue realmente muy variado y tuve el tino de anticiparme a escoger personas caucásicas, por aquello de la higiene, estoy seguro que me comprenden.

 

Sus servicios son de vara alta, me ofrecieron una carta de funerales inspirados en varias culturas, podía escoger el tipo americano con sus discursos habituales, también el tipo indio más no hinduista, el de corte mafioso italiano, el de tipo creole común y el más curioso de todos: el judaico.  Incluye un costo adicional exorbitante pero justificado para que un rabino convierta mis restos al judaísmo y hasta puedo escoger la circuncisión post mortem, para evitar las molestias que podemos imaginar.

 

Lo logré todo en la vida, pero estoy muriendo solo, espero la muerte con curiosidad. Nadie ha venido y no creo que lo hagan, están atendiendo sus propios éxitos, justo como yo les enseñé, a fin de cuentas soy un hombre exitoso. Qué mierda.

 

                                                                            FIN

miércoles, 8 de diciembre de 2021

VENGO POR TI (Sheikong, Caracas 2021)



VENGO POR TI  (Sheikong, Caracas 2021)

—Vengo por lo acordado, ya es hora—Le digo después de tocar su puerta por varios minutos esperando que abriera.

—¿Debo suponer que llegó el día?

—Ni voy a responderte, entrégamelo y salgo de una vez.

—Pasa y siéntate, sírvete algo si gustas. En la nevera queda media botella de aquel espumante barato que tanto te gustaba, es tuyo, te lo regalo—Me da la espalda y se dirige a la habitación.

—Me quedo acá en la puerta, nadie me espera en casa pero igual ya me quiero ir.

—¿No cambias verdad? En vez de entrar y negociar tu prefieres jugártela esta noche, o eres muy tonto o sabes muy bien lo que haces.

—Tú nunca cambiaste y no te lo reclamé, no creciste y te llevé de la mano, pregonaste todos mis defectos y no me defendí, solo callé. Entonces hoy crees que sé lo que hago.

 —Haz lo que quieras, voy al cuarto y ya regreso. Me tomará unos minutos despedirme, quiero sentirlo en mi pecho y te lo entrego, una dosis de latidos y podrás marcharte.

«Y así desapareció ella. Paralizado en la entrada me reconozco como una víctima de mí mismo y de mis malas decisiones, ya pagué el precio de no saber explicar lo que sentía para obtener lo que quería. Es tarde para todo menos para llevarme lo único que le pedí que no compartiera. Podía hacer lo que quisiera con todo lo demás, menos con eso. A fin de cuentas de que me sirve entrar, beber o ser amable si el tiempo no se detuvo y su piel guarda recuerdos, excepto el mío.  Confieso que cada vez que la veo mi carácter se debilita, mi mente se aloca y mi piel se eriza una y otra vez como un espasmo recorriéndome sin cesar. Estoy a salvo mientras evite dar ese paso que otras veces solo trajo consigo dolor y preguntas sin respuestas, risas con aroma a un día más y días con aspiración a ser semanas, meses y años. Hoy no me voy a hundir en el lodo que tanto extraño, no vengo preparado y nunca lo estuve, si la toco me condeno y si me voy sin palparla me juzgaré por siempre.»

—Disculpa la demora ¿Me tardé mucho? –Me pregunta desde la puerta de nuestra antigua alcoba-

—Te tardaste la vida, créeme que estos minutos no me afectan.

—Siempre culpándome, hay cosas que nunca cambian.

—En el cambio estuvo escondido el secreto que buscábamos, es mejor seguir como somos, no vaya a ser que alguien pase por nuestras vidas y no sepamos que ropaje usar. Los que están por llegar no tienen la culpa de nada, les podemos evitar la desagradable experiencia de conocernos.

—¿Tan malos fuimos? Ahora confirmo la poca fe que nos tuviste.

—No te distraigas con lo que no tiene solución hoy, entrégame lo que vine a buscar.

—Si te lo llevas me quedará el vacío, tardaré en acostumbrarme a vivir así.

—Nunca fue tuyo ni mío, tú no supiste que hacer con él y yo no descifré tus modos.

En tan solo cuatro pasos estaba frente a mí, provocándome como siempre y conciliando como nunca. Tenía aquella camisa puesta, la de los domingos familiares, esa que le faltaban botones, la imperfecta y mi preferida. Podía ver parte de sus pechos preciosamente adornados con un mar de pecas que escondían el lunar que tanto añoraba y que no volvería a ver.

—No te tardes tanto, si no lo haces ahora puede que me quede y nos vamos a arrepentir. Hazlo.

Abrió por completo la camisa soltando el único botón que le quedaba y sin tardarse hundió su mano derecha en el centro de su pecho, la sangre no tardó en brotar y gotear creando hilos que recorrían su cuerpo hasta llegar al suelo. Una mueca en su boca me decía que estaba esforzándose por arrancarse el corazón, sus ojos estaban fijos sobre mí y sé que con una chispa hubiese bastado para hacer explotar el lugar. En pocos segundos su mano brota ensangrentada con el objeto de mi visita entre su puño, puedo verlo al fin y es real.

—Toma, lo coloco entre tus manos, cuídalo como nunca lo hiciste. No lo necesito.

—Lo quieres pero no lo necesitas, sigues siendo tan confusa contigo misma–Digo estas palabras sosteniendo su corazón entre mis manos, siento como palpita con vigor y está extrañamente tibio, por años me convencí de su frialdad y no me equivoqué pero su temperatura me sorprende.

—Te lo agradezco, no me verás más. Esto era lo último que pasaría entre nosotros.

—Entonces es cierto que comienzas tu viaje, no te creí capaz y ahora que te veo me doy cuenta de mi error. –Esas fueron sus palabras mientras sonreía levemente-

—Siempre estarás conmigo, no tengas dudas. Apenas me vaya puedes comenzar a llenar tu vacío.

—Eso haré, tengo tantos planes, solo esperaba salir de esto. Fue tan rápido como dijiste.

Con su voz aún fresca en mi mente salí de su vida para siempre, donde quizá nunca debí estar. No supimos seguir de largo el día que nos conocimos, la pasión dio paso a la quietud, la quietud al silencio y así llegó este día. Mientras bajo las escaleras sospecho que me observa con la puerta entrecerrada, no voltearé a mirar, me quedaré con el viejo recuerdo de su risa y su mirada, desecharé las lágrimas y el horror. Después de todo sé que dimos fruto y eso no lo hicimos tan mal.

No le dije que hoy vine por ella. Está bien así.

FIN

domingo, 5 de diciembre de 2021

CAP 3 / MI MEJOR Y UNICO AMIGO


Una joven pareja se ha venido a menos económicamente, se desesperan y piden ayuda a unos familiares para poder vivir en su casa mientras salen adelante.  Pronto sus hijos descuben el horror, la indolencia y el maltrato por su condición, verán que la vida en esa casa no es lo que ellos esperaban y sumado a eso unos extraños seres se encargarán de convertir su experiencia en algo inolvidable.

                                            CAP.3  /  MI MEJOR Y ÚNICO AMIGO

Supe de un escándalo no menor que fue imposible de esconder: El tío Cleto fue atacado por un animal con garras mientras orinaba en la madrugada en el solitario patio, quedó muy mal de salud y supe que días después algunos primos sufrieron ataques nocturnos inexplicables. Llenos de rabia, los adultos iniciaron la búsqueda de la criatura, sin hallarla. Recuerdo que la noche siguiente al ataque el pequeño ser subió hasta mí y se acercó para dejarme un resto de tela bañado en sangre sobre mi cama, días después entendí que era parte de la pijama que tío Cleto vestía para el momento del ataque, fue aterrador pero fascinante. 

Las semanas siguientes estuvieron llenas de tranquilidad, con el tío recuperándose y los primos aún asustados teníamos el patio exclusivamente para nosotros y algunos niños de los hogares cercanos. Entre ellos debo hablar de Dieguito, un niño que pasaba su vida en silla de ruedas debido a una enfermedad temprana que le afectó por la falta de vacunas.  Desde el primer día logramos conectarnos, a él le gustaba desplazarse rápido con su silla y yo gozaba empujándolo simulando ser un piloto de careras. Dieguito tenía dos cualidades indispensables para ser mi mejor y único amigo: Amaba el futbol y también podía ver a los pequeños seres.  Pasábamos horas dibujándolos y conversando acerca de ellos así como también yo lo entrenaba para que se convirtiera en el primer jugador de su categoría en silla de ruedas.

Esa fue una de las más tempranas muestras de amor que recuerdo y que me marcó para siempre. Aún en estos días me lleno se nostalgia cuando veo a mis hijos jugando futbol con los chicos de la cuadra. Fui un niño muy feliz gracias los monstruos que me acompañaron hasta hace unos años cuando decidí casarme y viajar a la capital. ¿Qué fue de la vida de Dieguito?  Se convirtió en parte de mi vida por aquellos años, nuestra amistad se fortalecía y los monstruos lo cuidaban con tanta ternura que sentía envidia.

Mi mejor y único amigo murió la tarde de un sábado a causa del polio, eso lo entendí años después. Dos días antes de irse me entregó un papel con indicaciones para cuidar de los monstruos y del suyo en particular, el papel aun lo conservo conmigo y al menos una vez al año lo leo con cariño y nostalgia.  Los monstruos se las arreglaron para despedir a Dieguito en el cementerio, ese día llovió a cántaros y  eran muchos, estaban repartidos por los matorrales y detrás de los muros, a diferencia de los adultos los pude notar. Horas mas tarde no los vi en mi cuarto, supuse que se quedaron a cuidar de Dieguito en su primera noche solo y a despedirse a su manera.

Meses después intentaron exhumar su cuerpo por asuntos científicos relacionados a los avances de la vacuna contra el polio y su cuerpo no estaba allí, todo el pueblo se alarmó y hubo pánico pero yo sé que fueron ellos, no sé qué hicieron pero estoy seguro que lo dejaron libre a su manera.  Esa vieja conexión se mantiene hasta estos días y sé que su poder oscuro y tierno habita en mí.  Gracias monstruo, nos vemos pronto.

FIN

Dedicado a la memoria de mi hermano Juan Chacón (1962-2017) quien estuvo conmigo en la casa de los monstruos. Te amo profundamente y nunca te olvidaré.

CAP 2 / EL PATIO DE LOS JUEGOS


Una joven pareja se ha venido a menos económicamente, se desesperan y piden ayuda a unos familiares para poder vivir en su casa mientras salen adelante.  Pronto sus hijos descuben el horror, la indolencia y el maltrato por su condición, verán que la vida en esa casa no es lo que ellos esperaban y sumado a eso unos extraños seres se encargarán de convertir su experiencia en algo inolvidable.

 

                                            CAP.2  /  EL PATIO DE LOS JUEGOS

Mi primer encuentro con ellos sucedió de forma casual.  Corría el año 1976 y nuestro mundo se reducía a una habitación oscura y de techo muy alto perteneciente a  la casa de unos familiares maternos, recuerdo los muebles baratos y objetos guardados por años a juzgar por el olor y el polvo.  Casi todo estaba cubierto con sábanas y telas viejas, apenas si podíamos estar allí debido a la cantidad de cosas.  El pequeño espacio servía de dormitorio, sala de estar y de juegos, nuestros conversatorios y actividades tenían lugar allí.  La realidad era que ya no teníamos donde vivir y éramos una familia que había crecido cada cinco años exactos hasta convertirnos en cinco miembros: mis padres, mis dos hermanos y yo, el más pequeño.

Nuestro mundo se ajustaba a esas cuatro paredes y allí sucedía todo para nosotros, teníamos prohibido salir para no incomodar.  Escuchábamos asombrados las risas y gritos de los demás niños así como los golpes de pelota. Eso significaba una clara invitación a ser curiosos y descubrir mundos nuevos llenos de diversión, pero estábamos lejos de lograrlo, la primera vez que salimos a explorar nos asustamos por los demás chicos del sitio, sus ropas eran diferentes a las nuestras, los veíamos muy competitivos entre ellos y regresamos agitados.

El ala de la casa donde nos alojaron tenía un patio trasero al que se llegaba a través del viejo pasillo que con su oscuridad nos escondía a medias, el terreno no era muy  grande pero si tenía todo lo que queríamos: algo de grama, luz natural, niños jugando y hasta unas jaulas aéreas donde por vez primera vimos conejos de todos tamaños y colores. Nos costaba creer que toda esta diversión estuviera tan cerca de nosotros. No tardamos mucho en hacer contacto con algunos de nuestros primos y los demás chicos, así nuestras expediciones comenzaron a hacerse frecuentes.

En los primeros días mientras jugaba en el patio pude ver la silueta de un ser pequeño frente a la puerta de nuestro cuarto, pensé mil cosas pero si, era una figura humanoide de menor estatura que yo que se escondía rápidamente cada vez que yo fijaba mi vista y me acercaba al portal del pasillo. Esta casualidad se hizo habitual cada vez que salíamos a jugar y empezaba a convertirse en una suerte de complicidad.

A pesar del mal genio del tío Cleto que nos prohibía disfrutar el patio, nos las arreglábamos para concretar cualquier juego con los demás, nunca les contamos a nuestros padres acerca del maltrato verbal del Tío y los frecuentes castigos que materializaba con su gruesa correa doblada en dos. Las marcas de los golpes en nuestras piernas las justificábamos como “cosas de juegos”.

A diferencia de mi familia, por las noches me costaba conciliar el sueño, los primos contaban la historia de un cabeza que daba vueltas a la casa por las noches y que salía justo por un lado de nuestro cuarto y se podía ver su recorrido por el pasillo contiguo claramente desde la parte alta de mi litera. Nunca la vi y para estar seguro me quedaba despierto sin éxito alguno. Lo que si recuerdo es la visita de aquella pequeña criatura que emergía de las sombras para permitir que le viera con claridad. Sólo me observaba, nada más y se hizo tan seguido el encuentro, que pude hacer anotaciones detallando su aspecto, olor, forma y hábitos.

Aprovechando la ausencia de nuestros padres, el tío Cleto no paraba de molestarnos durante el día y para colmo de males, algunos primos comenzaron a ser muy hostiles con nosotros, eso llenaba mi corta vida de tristeza e incertidumbre. Por las noches le compartía mis penurias al pequeño ser, le susurraba acerca de la maldad de mi tío y los demás que nos obstinaban. Nunca supe si me entendía, el solo me observaba hasta dormirme y ya en la mañana me encontraba solo de nuevo.

CONTINUARÁ

jueves, 2 de diciembre de 2021

EDÍTAME, EMPAYÓLAME (Caracas, 2021)

 

EDÍTAME, EMPÁYOLAME  (Sheikong, Caracas 2021)

—¿Los chicos ya se acostaron?—Pregunta Raúl a su esposa desde el lavabo mientras aún cepilla sus dientes.

—Sin problemas, Sebastián seguía con aquello de ir al zoológico este sábado, ya se le ven tus cualidades mi amor. ¡Es igualito a ti, tan insistente!

—¡Ah sí! Me carga loco con ese tema, les compraría un perro pero sabes que no soporto a los animales, nadie me va a decir cuando sacarlos a cagar, a pasear. ¡A nada! Esos bichos se creen los amos y no me lo vas a creer: Hay personas que se someten. ¡Me parece insólita esa vaina!

—¿Y cómo te fue hoy en la oficina? No te he preguntado, desde que llegué no he parado, discúlpame pero los chicos son unos terremotos—Le comenta Tamara esperándolo en la cama-

—¿En la oficina? Igual que siempre, aunque me colocaron unos quince manuscritos para revisar este mes ¡La gente ha de estar desesperada!

—¿Quince? ¿No son muchos? ¿Qué vas a hacer Raúl?

—Lo de siempre, tu sabes que no leo toda esa basura, recomendaré unos tres o cuatro, los que tengan el título más atractivo o los que produzcan más papel y lo demás para la cortadora, no voy a perder mi tiempo con eso.

—Me parece buena idea, por el sueldo que te pagan ni deberías molestarte pero me imagino que el Señor Kotzen sigue publicando desconocidos.

—Si, como siempre, tu sabes que es un soñador: “Un purista de la lengua castellana”—Se mofa Raúl de su jefe imitando con sus manos un ademán que le caracteriza.

—Mi amor, ven acá y ya deja de peinarte tanto, te vas a quedar calvo de tanto hacerlo, igual ya vamos a dormir—Le habla suavemente su esposa Tamara mientras golpea con delicadeza su lado del colchón a modo de invitación.

—Tamy, a veces me pregunto si en todos esos manuscritos habré desechado alguno que tuviera valor, potencial o algo interesante. ¿No te has cuestionado alguna vez ese punto?

—Ahora que lo mencionas tiene sentido ¿Pero cómo saberlo?

—Pues revisando, dedicando tiempo a leer y por cierto, para eso me pagan—Le responde secamente Raúl mientras se acomoda torpemente en la cama agitando la almohada para darle la forma que tanto le gusta.

—Cuéntame algo  ¿Armando aún sigue con aquello? Tú sabes, lo de los favores a las escritoras.

—Tamy, el nunca menciona la palabra “Favores”, prefiere llamarlo “Cobros Literarios” y si, es un pervertido ese Armandito, hasta ahora no ha tenido éxito, pero lo sigue intentando.

—¿Y eso no es ilícito mi amor? Puede comprometer a la editorial.

—¿Ilícito? ¡Ilícito es el sueldo que nos dan, Ilícito es no tener cómo pagar la hipoteca, el mantenimiento de la piscina, el colegio de los niños o los giros del auto nuevo! En la editorial sólo hay cuatro autores que producen dinero para todos, lo demás es relleno Tamy.

—Mejor ya vamos a dormir cielo, mi madre buscará a los chicos al colegio, desocúpate temprano mañana y quizá vayamos por un trago ¿Te gustaría?

—Es una desgracia, no podré mi amor, mañana debo acompañar al Señor Kotzen a la Bienal de Lectura para promocionar a otros principiantes, el siempre apoyando a esa gente, no se cansa de perder el tiempo. Yo en su lugar, les trasladaría los costos operativos y saldrían espantados. ¡Son unos vividores, en vez de buscarse un trabajo serio!

—¿No hay forma de cobrarles una comisión? ¿Todavía no resuelves eso?

—Solo con algunos, llegan “Yuppies” a diario proponiendo sus intentos, pero si al menos tuvieran talento, son unos “Pelucones Pomposos” que no encuentran qué hacer con su dinero y como el lema de la editorial es “Todos pueden escribir”, imagínate cómo puede sonar eso en su mente. Es una licencia para el atrevimiento de unos y la desesperación de otros.

—¿Aquel joven ya te hizo el pago? —Pregunta Tamara mientras apaga la pequeña lámpara que reposa en la mesita de noche.

—Aún no, nunca debí aprobar su manuscrito sin un adelanto.  Y le hablé muy claro acerca del trato: Discreto y en efectivo, si el Señor Kotzen me descubre podría perder mi empleo ¿Te imaginas? ¡Le da un infarto al viejo!

—Eso no pasará, hazlo bien y podrás seguir ayudándolos—Le susurra Tamara dándole un beso en la frente para luego reposar sobre su pecho. ¿Qué harían ellos sin ti, Cielo?

—Nada mi amor, sin mí no hacen nada—Sentencia Raúl.

—Ya duérmete loquito, estoy cansada.

—Hasta mañana cielo.

—Que descanses, estoy muy orgullosa de ti.

—Lo sé Tamy, lo sé.

FIN